viernes, 24 de julio de 2015

Nueva historia: Prólogo |Encendiéndome|

Historia




Autor/a: @SrMichaelis
Sinopsis: 
Dani es un chico normal, con una vida completamente normal, monótona y sin sobre saltos. O eso creía él, hasta que un día le llega una carta un tanto extraña de un misterioso colegio llamado Hogwarts y llama a su puerta un hombre gigante. A partir de ese momento, toda su vida como la conoce, cambia por completo. Incluso las cosas que más seguras tenía en su cabeza, no lo son tanto después de todo. ¿Quieres acompañar a Dani en esta extraña aventura hacia un mundo mágico lleno de incógnitas que él no conoce? 
 ** Notas: 
1. Esta historia contiene escenas para mayores de 18. 
2. El romance y las relaciones en esta obra van a ser homosexuales, o sea, hard yaoi. 
3. La mayoría de los personajes e historia le pertenece a J.K Rowling, sin embargo, Dani es de mi propiedad.
Capítulo: 1.
Géneros: hard yaoi, erótico, Fanfic, Romance.
Personaje: Daniel Anderson y Draco Malfoy.


Capítulo 1

Prólogo


-Despierta cariño, son las tres de la tarde y aun no has hecho nada. Como siempre-dice mi madre abriéndome las persianas de par en par para iluminar mi habitación e intentar que yo no tenga más remedio que despertarme. Desgraciadamente, lo consigue.

-Aun es temprano, déjame un rato más, madre. Y cierra las persianas, me molestan-digo con un tono de irritación, aunque intentando mantener la calma para no faltarle el respeto. Sin embargo, no creo que pueda seguir reteniéndome. Digamos que no tengo un buen despertar y más cuando me he acostado a las 7 de la mañana después de una larga jornada en el ordenador dándolo todo en mis preciados juegos.

-¿Otra vez has estado hasta tarde perdiendo el tiempo en esa bazofia de ordenador? No se para que te lo compramos. Maldita sea, estás cambiando tu horario de sueño como te da la gana. ¿Es que piensas vivir siempre así, tirado en la cama o sentado en el ordenador?- y me empieza a dar la chapa. La muy pesada, se pone delante de mi visión y, con el ceño muy fruncido, espera mi respuesta. Odio, repito, ODIO, que me levante así. Cada mañana igual. ¿Es que no se cansa?

-Déjame en paz. Me voy a levantar, ¿contenta?-digo mientras me siento en el borde de la cama, en el lado contrario donde ella se encuentra, para poder ignorarla. La cabeza me duele y siento como si todo mi cuerpo hubiera sido arrollado por un trailer de infinitos kilos. Me crujo el cuello y mi habitación se llena de pequeños chasquidos que producen mis huesos- Y no, no me he acostado tarde-miento-Además, te recuerdo que me compré YO el ordenador con MI dinero- La corrijo algo enfadado. Le hago una seña con la mano para que me deje en paz y, afortunadamente, me da ese placer "mañanero". Cuando sale, cierra la puerta estridentemente.

Siento como los pasos de madre se van alejando, por fin. Los puedo oír porque sus pisadas son fuertes y resonantes. Está cabreada, como todas las mañanas de su vida. Otro aburrido día más en mi aburrida y monótona vida. Me levanto tarde, me pongo al ordenador hasta la cena, ceno y luego hasta que mi cuerpo aguante (que suelen ser bastantes horas), de nuevo en el ordenador. Tengo amigos, pero todos se han ido de vacaciones los muy cabrones y me han dejado aquí, solo. Y si, mi inaguantable hermana no cuenta, lo siento.

Resoplo enfurecido. Mi mandíbula ejerce presión sobre mis dientes y mi boca sabe a algo extraño, algo que no puedo definir. Estoy cansado de todo esto, de que mi vida sea tan triste que mi plan de verano sea quedarme en mi casa, sin tener contacto humano más que el de mi familia. "¡Imbécil" me insulto en mi mente. Siento como mis cejas están en tensión y como mi cabeza tiene ganas de estallar. ¿Qué sentido tiene mi vida? Soy tan mediocre, tan irrelevante para la sociedad. Solo soy un punto más de billones que hay repartidos por todo el planeta Tierra. Hundo mis huesudos dedos en mi denso pelo moreno y los aprieto desesperado. Mis ojos se cierran velozmente para buscar calma en mi interior. Trago saliva. Ya nada es un reto para mi.

En mi opinión, lo peor del día es levantarte, notar el puñetazo que te da la realidad en la cara y saber que al día siguiente vas a recibir otro igual o más fuerte.

Pierdo la noción del tiempo y no es hasta que un enorme ruido martillea mis sientes cuando me doy cuenta de que, después de abrir los ojos, estoy completamente a oscuras. Mi corazón bombea con fuerza mi sangre, asustado. Toda mi piel se llena de unos sudores fríos que hace que me pique toda la espalda y mi cabeza mareada me traiciona. ¿Es que madre no había abierto las persianas? Juro por lo que sea que si lo hizo.

-¿Tu no habías abierto las persianas?-grito asomándome por mi puerta al pasillo. Me apoyo en el marco, pues noto que mis piernas no van a ser capaces de aguantar mi peso. Necesito saber si aun no he perdido la cabeza, si aun sigo cuerdo en este mundo aburrido que lucha por que yo sucumba a la locura.

-¿Es que eres ciego? Claro que te las subí-responde ella, aun con su enfado muy patente en el tono de voz. Luego escucho susurros, pero no consigo descifrar lo que dicen.

Me giro y voy hacia una de las ventanas extrañado. ¿Se habrán roto? Sé que es una respuesta un tanto improbable porque hace menos de dos años que vivo en esta casa, mas si no... ¿Qué puede ser? Tiro de la cuerda que hace que suba la persiana y veo que ésta lo hace sin ningún problema. Me estoy volviendo loco, esa es la explicación a todo esto, seguro.

Dejo caer todo el peso de mi cuerpo sobre la cama y me tumbo de nuevo. Hoy no estoy por la labor de seguir siendo persona. El ritmo que me he marcado el último mes y medio, ha causado bastantes estragos en mi cuerpo, en mi alma. Mi piel está más pálida que nunca y eso que ya lo soy de normal. Además, esto hace que los pocos tatuajes que tengo en mi pecho y brazos, resalten aun más. Una larga melena morena e indomable se ha hecho propietaria de mi cabeza, haciéndome enfurecer a veces por la cantidad de pelos que me tapan la visión. Mis ojos avellana se han vuelto aun más sensibles a la luminosidad, provocándome unos dolores de cabeza titánicos. Y mi musculatura...digamos que he perdido la poca masa muscular que reinaba antaño mi cuerpo. Ahora solo soy un esqueleto cubierto de fibras. Las costillas marcan toda la parte superior de mi torso y las caderas, la inferior. Decenas de venas se hacen patentes por todo mi cuerpo y, algunas, incluso consiguen marcar mi piel con su color azulado y su resalte en toda su longitud. Si mis amigos me vieran, seguro que me tacharían de vampiro. Sin embargo, no existen.

El resto de día pasa exactamente igual como los demás. Aunque mis ganas por cambiarlo sean enormes, no consigo hacer nada por remediarlo. No se que hacer con mi vida. Me siento perdido en un mar oscuro en donde no recuerdo como nadar. Aun así, he de dar las gracias de aun no haber caído por el enorme abismo al que me acerco cada día. Siempre las mismas riñas, las mismas acciones. Hay días que incluso pienso que he vuelto atrás en el tiempo y estoy viviendo uno ya pasado.
No hay nada que consiga marcar un punto y aparte.

~~~~

Al día siguiente mi exasperante madre me vuelve a despertar con el idéntico diálogo que todas las mañanas me recita. Yo, evidentemente, con las semejantes respuestas y la misma irritación le contesto. Lo único que consigue cambiar de un día a otro es el dolor físico y psicológico que se consigue acumular en mi cuerpo, pudriéndome. Sentado, en mi cama aun sin hacer, miro por la ventana esperando que pase algo inesperado. Quien sabe, un pájaro, un avión o un helicóptero. Algo que me haga salir de esta monotonía. Un puente que me deje cruzar el enorme abismo al que me acerco de manera alarmante esta mañana y que, seguramente si se da el caso, no pueda cruzar por mi mismo. Pero nada llega. El bucle aun sigue reproduciéndose sin cesar. ¡Maldita sea!

Mi madre me llama para desayunar y, después de que mi estómago ruja al haberse acordado de que no tenía comida, bajo escalón a escalón con total desgana. Para variar (sarcasmo), un par de tostadas con mantequilla y jamón de york me esperan en la mesa para ser engullidas por mi apetito. Agarro la silla donde siempre me siento y la echo a un lado para darme hueco y sentarme cabizbajo. Ahora, con un esfuerzo sobrehumano, agarro la parte del asiento y me arrimo a la mesa sin apenas fuerzas. Cojo una de las tostadas, la que parece más blanca de las dos, y me la llevo a la boca para dar el primero de los múltiples bocados que se va a llevar. De mientras mastico, lucho porque mis ojos no se cierren, pues de nuevo me he acostado a las 7 de la mañana haciendo la idéntica mierda que hago todas las noches.

-Di al menos buenos días-dice mi padre con autoridad. Yo asiento con la cabeza y hasta que no trago toda la comida que tengo en la boca, no respondo.

-Buenos días- y sigo para mi mismo "si es que pudieran llegar a serlos".

Continúo con la gran labor de comerme el desayuno, que ya mis padres se han resignado a ponérmelo a las 2 de la tarde (comemos a las 3:30). Un bocado tras otro, intercalando a veces un sorbo de zumo de melocotón. Seguramente mis células de la frente, cansadas de tanta monotonía y cansancio, han escrito la palabra "ayúdame" en ella, aunque parece que nadie tiene intención de hacerlo. Al final, dejo que mis ojos se cierren.

-¡Mamá, el correo!-la voz de mi hermana me hace volver a la realidad, si es que se le puede llamar así, y lo poco que queda de la última tostada se cae sobre el plato. Genial, ahora, como si no tuviera que soportar cosas, la irritable voz de mi hermana se une a ellas. Me llevo una de mis manos a mis sienes doloridas y las masajeo.-... y tú tienes una carta, Daniel, y bastante rara por cierto-me dice ella mientras me pone el sobre en una de mis mejillas.

Sin creérmelo, pues mi hermana es algo embustera, le doy un golpe al sobre para alejarlo de mi.

-¡Qué es verdad jo!-replica ella y me vuelve a tender la carta para que la coja.

Yo, casi perdiendo los nervios e irritado a más no poder, la agarro y le echo una de mis miradas asesinas hacia mi hermana. Ella me saca la lengua de la manera más irascible posible y se va hacia madre para darle el resto de cartas que han llegado. Luego, centro mi atención en el extraño sobre que tengo en mi mano. Parece antiguo. No viene quien me lo ha enviado, solo mi nombre al completo y los datos de donde vivo. Cuando le doy la vuelta, un sello rojo y un escudo llaman mi atención.

Me quedo mirando el sello que impide que la carta se abra. Si mal no recuerdo, estas cosas ya no se utilizan. No puedo evitar que un par de preguntas invadan mi cabeza: ¿Es que me están gastando algún tipo de broma mis amigos? ¿O será mi hermana que tiene ganas de echarse unas risas a mi costa? Sin embargo, a pesar de estas interrogaciones, abro el sobre. La curiosidad me puede, aunque no sin antes leer lo que viene escrito en el escudo: Hogwarts. Parece demasiado real para ser mentira. Cuando lo abro, con mucho cuidado, desdoblo la carta para poder leerla. Las letras están en un color verde esmeralda que resalta sobre un papel beige. Otra vez vuelven mis dudas sobre si esta carta es real o no.

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería
Director: Albus Dumbeldore (Orden de Merlín, Primera Clase, Gran Hechicero, Jefe de Magos, Jefe Supremo, Confederación Internacional de Magos).
Querido señor Anderson:
Tenemos el placer de informarle que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Por favor, observe la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 1 de Septiembre. Esperamos su lechuza antes del 31 de Julio.
Muy cordialmente, Minerva McGonagall, Directora adjunta.

Paro de leer rápidamente pues me huele a chamuscado. ¿Escuela de Magia y Hechicería? Venga ya, no me voy a tragar esta patraña. He de admitir que quien lo haya hecho, se ha esforzado demasiado en hacerla. Pero no pasa. Hay que ser muy tonto para creérselo. La magia como tal no existe y la que hacen los "magos" no es más que ilusionismo. Miro a mi hermana esperando ver alguna reacción en su rostro que la delate, que es lo que siempre suele pasar. Sin embargo, su cara es totalmente normal. Es más, se podría decir que está un poco enfadada, por lo que no puede ser ella. Habrá sido Erik, el siempre pierde el tiempo en intentar gastarme bromas para su diversión. Estoy a punto de reducirla a añicos cuando tocan el timbre de casa y me para.

-¡Ya voy!-grita mi hermana. Mi corazón empieza a latir con la esperanza que sea alguno de mis amigos, pues eso significaría un adiós a la monotonía. Mas cuando escucho la voz de la persona que ha llamado, la decepción me inunda. No es ninguno de ellos.-¡Dani es para ti!

¿Para mi? Vaya, hoy si que se está pasando de raro el día. Cojo el último trozo de tostada y me lo llevo a la boca. Escucho como mi hermana intenta meterme prisa y por su tono de voz, podría asegurar que esta un poco... ¿asustada? Acelero mi paso hacia la puerta principal de mi casa intrigado, agarro de un hombro a mi hermana para echarla hacia atrás y me asomo.

-¿Qu-uien...-empiezo a pronunciar, mas cuando veo un enorme hombre barbudo y rechoncho enfrente de mi casa, las palabras dejan de salir de mi boca. Froto mis ojos y pellizco una de mis mejillas para asegurarme que esto no es un sueño. Y, en efecto, no lo es. Algo extraño está pasando hoy y no me gusta.

-Buenas tardes señor Anderson- dice el grandullón mientras se aclara la garganta algo nervioso. Tras de él, puedo ver como una pequeña moto ha destrozado parte de nuestro poco cuidado césped.-Debido a su extraño y muy particular caso, he sido enviado para asegurarme que usted viene a Hogwarts este año-sigue diciendo mientras hace el ademán de querer entrar en mi casa.-Debo hablar con sus padres.

Yo, tonto de mí, me echo hacia atrás para dejarle entrar. Estoy completamente en shock. Creo que cuando dije que quería que mi vida cambiara y que hubiera un punto y aparte, no me refería a que un hombre gigante me visitara para a saber qué.

-P-perdone, ¿quien es usted?-pregunto intimidado y lo está diciendo una persona que mide casi metro noventa. Pero esto no hace que el gigante se adentre en mi casa.

-¡Oh si! Claro, claro-dice como si se le hubiera olvidado. Me hubiera reído de su torpe entrada, pues apenas cabe por la puerta y le ha costado un golpe en la cabeza. Pero he de remarcar otra vez que mi cuerpo está congelado.-Yo soy Rubeus Hagrid, el guardabosques del colegio de Hogwarts de Magia y Hechicería-declara orgulloso, dirigiéndose donde están justamente mis padres.

Tardamos bastantes horas en comprender lo que este hombre había venido a decirnos. Supuestamente, si existen los magos y ese tal colegio que me ha enviado la carta. También, que yo soy casi una excepción entre ellos, pues no he mostrado evidencia de ser mago hasta entrada mi adolescencia. Con nada más y nada menos que 16 años, casi recién cumplidos. Mis padres, al igual que yo, nos mantenemos un tanto reacios a hacerle caso desde un principio. Pues, ¿quién en su sano juicio se iba a creer tales afirmaciones? Pero, después de que nos demostrara de que de verdad existía la magia y de que tal colegio existía, empezamos a hacerle un poco más de caso. Aun así, a mi me seguía pareciendo fantasía.

-¿Es que no te has dado cuenta?-me pregunta el gigante. Yo niego con la cabeza, ¿cómo me iba a dar yo cuenta de que era un mago? Es más, aun no estoy seguro que existan-¿No has notado cosas extrañas últimamente? Como cosas que se movían de lugar u otras que hacían cosas raras.

Yo levanto los hombros sin saber qué decir. Mi cabeza da vueltas con la nueva información que me ha dado. Puede que haya habido algunas cosas extrañas, pero siempre pasan esas cosas, ¿o no?¿De verdad lo soy? ¿Y si, en realidad, se han equivocado conmigo? Apenas resalto en nada y soy de lo más mediocre que hay en la sociedad. Pero Hagrid asegura y reasegura que no hay equivocación alguna y que, mañana mismo, me va a acompañar a comprarme las cosas para el curso que apenas en un mes va a empezar. Lo va a hacer porque ninguno de nosotros sabe llegar a ese lugar pues en la vida habíamos oído hablar de él. Al final, pasadas unas horas, Hagrid dice que debe marcharse a hacer otras tareas pendientes.

-Nos vemos mañana, te pasaré a recoger sobre las 10 de la mañana. Espero que estés preparado para esa hora. ¡No hay tiempo que perder!-casi grita con emoción mientras coge la pequeña moto y se va echando leches, destrozando un poco más el jardín.

Cuando me doy la vuelta, puedo ver a mis padres y a mi hermana con la boca muy abierta y los ojos desorbitados. Y lo más seguro, que mi cara sea la misma que la de ellos.

~~~~

Aun sin creer nada de lo que ha pasado en el día de hoy, me recuesto sobre mi cama a ya entrada la noche. Con la carta pegada a mi pecho, suspiro. La probabilidad de que todo esto sea una broma, sigue golpeando fuerte mis sienes. Sin embargo, otra pequeña probabilidad se ha abierto paso por mi pecho y hace que mis latidos se aceleren. Por eso, hoy me voy a acostar más temprano que en todo el verano. Creo que no pasará nada por probar si de verdad mañana viene ese tal Hagrid y me lleva al sitio que ninguno de mi familia conoce.

Abro la carta que he recibido esta mañana para releerla hasta quedarme dormido. Pero cuando lo hago, me doy cuenta de que hay algo más que aun no he leído. Maldita sea, me estoy haciendo ilusiones.

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería
Uniforme
Los alumnos de primer año necesitan:
- Tres túnicas sencillas de trabajo (negras).
-Un sombrero puntiagudo (negro) para uso diario.
-Un par de guantes protectores (piel de dragón o semejante).
-Una capa de invierno (negra, con broches plateados).
(Todas las prendas de los alumnos deben llevar etiquetas con su nombre).
Libros
Todos los alumnos deben tener un ejemplar de los siguientes libros:
-Libro reglamentario de hechizos, primer curso, Miranda Goshawk.
-Historia de la magia, Bathilda Bagshot.
-Teoría mágica, Adalbert Waffing.
-Guía de transformaciones para principiantes, Emeric Switch.
-Mil hierbas y hongos mágicos, Phyllida Spore.
-Filtros y pociones mágicas, Arsenius Jigger.
-Animales fantásticos y dónde encontrarlos, Newt Scamander.
-Las fuerzas oscuras. Una guía para la autoprotección, Quentin Trimble.
Resto del equipo
1 varita.
1 caldero (peltre, medida 2).
1 juego de redomas de vidrio o cristal.
1 telescopio.
1 balanza de latón.
Los alumnos también pueden tener una lechuza, un gato o un sapo.
SE RECUERDA A LOS PADRES QUE A LOS DE PRIMER AÑO NO SE LES PERMITE TENER ESCOBAS PROPIAS.

Creo que al menos lo leo unas cinco veces, maravillado. Ahora tengo menos dudas de que esto se lo haya inventado alguien. Demasiado extenso como para que alguien haya perdido su tiempo en reírse de otra persona.

Bueno, mañana sabré si todo esto es verdad o una complicada y rebuscada broma de alguien.

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