viernes, 24 de julio de 2015

Capítulo 1 - El Callejón Diagón y el andén perdido |Encendiéndome|

Historia




Autor/a: @SrMichaelis
Sinopsis: 
Dani es un chico normal, con una vida completamente normal, monótona y sin sobre saltos. O eso creía él, hasta que un día le llega una carta un tanto extraña de un misterioso colegio llamado Hogwarts y llama a su puerta un hombre gigante. A partir de ese momento, toda su vida como la conoce, cambia por completo. Incluso las cosas que más seguras tenía en su cabeza, no lo son tanto después de todo. ¿Quieres acompañar a Dani en esta extraña aventura hacia un mundo mágico lleno de incógnitas que él no conoce? 
 ** Notas: 
1. Esta historia contiene escenas para mayores de 18. 
2. El romance y las relaciones en esta obra van a ser homosexuales, o sea, hard yaoi. 
3. La mayoría de los personajes e historia le pertenece a J.K Rowling, sin embargo, Dani es de mi propiedad. 
Capítulo: 2.
Géneros: hard yaoi, erótico, Fanfic, Romance.
Personaje: Daniel Anderson y Draco Malfoy.


Capítulo 1

El Callejón Diagón y el andén perdido


Si hubiera sido otro día cualquiera, me hubiera levantado a la misma hora que todos los días, a la ya entrada tarde. Pero como he dicho, eso hubiera sido si hoy no fuera un día remarcable para mi. Ayer llegó a mi casa una extraña carta de un colegio del que jamás he escuchado hablar en mi vida, Hogwarts. Ese tal colegio era de Magia y Hechicería, por lo que al principio no me creí nada de nada. Pero luego llegó un enorme hombre a mi casa a explicarme el porqué de todo y a ayudarme con mi cerrada mente. Cuando se fue, dijo que hoy íbamos a quedar para ir a otro extraño sitio donde se podían comprar los utensilios mágicos que voy a necesitar para el nuevo curso: el Callejón Diagón.

He de ser sincero y debo confesar que aun noto una pizca de "esto es mentira" en mi cuerpo, mas por culpa de los nervios de saber si es verdad o no, me he levantado una hora antes de la prevista de su llegada. Son las nueve y en cuanto abro los ojos, mi cuerpo no tarda más de un segundo en salir de la cama e irse a la ducha. Apenas tardo 10 minutos entre ducharme y vestirme, los nervios hacen que haga todo demasiado rápido. Vuelvo a mi habitación y cojo una mochila para meter las posibles cosas que pueda necesitar para ir de compras... ¿mágicas? Realmente no sé definirlo. Meto en la mochila el monedero con todos mis ahorros de este verano, mi móvil, el papel donde tengo apuntadas todas mis tallas de ropa (porque siempre se me olvidan y al final acabo comprándome cosas muy pequeñas o muy grandes) y unos cascos por si me aburro y así me puedo distraer con música. Como podréis ver, mi mochila grande no es, ya que apenas le caben pocas cosas más.

Media hora, aun queda media maldita hora. Bajo hacia la cocina para desayunar algo y, como de costumbre, el par de tostadas con jamón de york están encima de la mesa. ¿Cómo sabían mis padres que me iba a levantar a esta hora? Bueno, supongo que ayer mi entusiasmo se pudo palpar en el ambiente.

-Buenos días-digo con la voz ronca y cansada.

-Buenos días, Daniel-me responde ellos al unísono, de forma...¿alegre? Esto ya se está pasando de extraño.

Decido no darle mayor importancia y empiezo a engullir las tostadas en un intento desesperado de apagar el aleteo de las mariposas que danzan en mi barriga sin cesar. A cada minuto que pasa, mis nervios van aumentando. Veinte minutos, quince, diez, cinco. Dejo el plato en la pila de la cocina y voy hacia la puerta principal de la casa. Me asomo por la mirilla para ver si hay alguien fuera, esperando. Pero no hay nadie. Doy un paso hacia atrás y me apoyo sobre la pared con la espalda para esperar. Mis dedos van inconscientemente hacia mi boca para que mis dientes puedan morderlos. Tres, dos, uno. Todavía no ha llegado nadie. Mis padres y mi hermana también están pululando a mi alrededor, a la espera de que venga Hagrid, o como le dicen ellos, "el gigante". En sus caras puedo ver nerviosismo y escepticismo a la vez.

Son las 10:10 de la mañana y aun nadie ha llamado a la puerta. Me asomo de nuevo a la mirilla por quinceava vez para cerciorarme de que no hay nadie esperando, pero nada. No hay ni un alma fuera, en el jardín. Me doy la vuelta, desesperanzado, y niego la cabeza a mi madre. Si, son diez minutos de atraso, pero si me dijo que yo estuviera a la hora y el no está, eso quiere decir algo. Voy hacia las escaleras, arrastrando los pies, y empiezo a subirlas. Justo cuando estoy en el tercer escalón, el timbre resuena por toda la casa.

Ding Dong

Mis pulmones se llenan de aire y mis ojos se abren por completo. Bajo los tres escalones que había conseguido subir desganado de un salto y con grandes zancadas, voy hacia la puerta para abrirla de par en par. Y ahí está Hagrid, con la misma sonrisa y atuendo de ayer. No puedo evitar que una sonrisa tímida se abra paso por mi cara.

-¡Buenos días Daniel! ¿Preparado para tu primera experiencia con el mundo mágico?-me dice sonriente mientras me da unas fuertes palmadas en la espalda que me hacen tambalear. Cuando recupero la compostura, respondo.

-Supongo-y asiento con la cabeza por si acaso no me ha escuchado, pues mi voz ha salido levemente de mi garganta.

~~~~

Después de pasear por unas cuantas calles y de coger varios trenes, Hagrid, guiado por mi, y yo llegamos a la calle "Charing Cross Road". He pasado muchísimas veces por este sitio, pues está lleno de tiendas interesantes las cuales me gusta ver, mas nunca me he dado cuenta del pub en el que estamos entrando: El Caldero Chorreante. Miro con cara interrogante a Hagrid para preguntarle si de verdad estamos yendo por buen camino.

-Los muggles nunca se dan cuenta de este pub porque se concentran solo en las otras tiendas. Pero lo que ellos no saben es que conecta directamente con el Callejón Diagón-asegura con total confianza. Pero yo, a la segunda palabra, ya me he perdido.

-¿Muggles?

-¡Oh! Es verdad. Muggles son gente no mágica. Se me había olvidado comentártelo-dice con la cabeza perdida en su mundo.-Por ejemplo, tus padres, son muggles, porque no tienen magia.

Yo asiento la cabeza medio sorprendido. ¿Habrá más palabras que yo no conozca? Espero poder aprenderlas para no quedarme atrás. Cruzamos el pub de mala muerte y enmohecido y nos paramos enfrente de un enorme muro de piedra. Miro de nuevo a Hagrid interrogativo para que me explique lo que está pasando, pero él ni si quiera me echa cuenta, está obstinado en pegar con su paraguas en la pared. ¿Es que hay alguna zona del muro que se pueda cruzar o algo y la está buscando? Pero antes de que mi pregunta pueda ser respondida, el muro empieza a abrirse para dejarnos paso. No había caído en eso.

-¡Bienvenido al Callejón Diagón!

Maravillado, me quedo totalmente maravillado. Es imposible que tras este mugriento pub haya un sitio de tales dimensiones y con tanta gente yendo de un lado a otro. La verdad es que la mayoría van vestidos de forma extraña, pero supongo que son así los magos. Mis ojos no tienen la suficiente capacidad de abarcar tanto espacio en tan poco tiempo. Es un nuevo mundo que se abre ante mi y yo aun no he tenido la oportunidad de conocerlo. Mi corazón empieza a latir como un loco y mi cabeza a imaginar cosas que antes eran ilógicas en mi mente. Inspiro todo el aire que puedo hasta que mis pulmones se llenan. Aire fresco. Me encanta.

-Será mejor que nos pasemos primero por Gringotts-dice Hagrid y empieza a caminar hacia un enorme edificio blanco que destaca sin duda por encima de las demás tiendas que hay en el callejón.-Para empezar a comprar primero hay que tener dinero.

Mientras vamos, voy mirando hacia ambos lados para mirar las diferentes tiendas. Animales, calderos, libros, varitas... Tengo muchísimas ganas de entrar ya en cada una de ellas y poder comprarme cosas que nunca he creído que eran verdaderas (exceptuando los animales). Sin embargo, he de confiar en Hagrid, si el dice que primero hemos de ir a Grin... bueno a ese gran edificio, pues hay que hacerlo. "A lo mejor el dinero normal no sirve aquí" saco en conclusión. A medida que vamos llegando, puedo ver unas enormes puertas de bronce pulido y, delante de ellas, con un uniforme carmesí y dorado, un muñeco bastante gracioso y pequeño. ¿Este es el tipo de decoración que utilizan los magos? Deja un poco que desear, la verdad.

-Es un duende- me comenta Hagrid en voz baja y yo, asustado, miro hacia el pequeño ser que me sigue con la mirada. ¿Habrá escuchado lo que he dicho en mi mente? Ugh.

Por un momento había pensado que era una estatua de decoración. ¡Pero es un ser vivo de verdad! Aun me faltan demasiadas cosas por aprender y... si los duendes existen de verdad, ¿también las demás criaturas fantásticas? ¿Esto que siento en mi interior, tan caliente, es emoción? "Concéntrate Dani" me digo. Subimos por escalones de piedra blanca. Luego nos topamos con otras puertas, aunque esta vez son de plata y tienen palabras grabadas encima de ellas:

Entra, desconocido, pero ten cuidado con lo que le espera al pecado de la codicia, porque aquellos que cogen, pero no se lo han ganado, deberán pagar en cambio mucho más, así que si buscas por debajo de nuestro suelo un tesoro que nunca fue tuyo, ladrón, te hemos advertido, ten cuidado de encontrar aquí algo más que un tesoro.

-Solo un loco robaría aquí-comenta Hagrid cuando ve mi cara de miedo y desconfianza hacia este lugar después de leer esas palabras.-Por cierto- ¿Habrás traído dinero muggle, no?

Asiento de nuevo con la cabeza. ¿Cómo pueden poner algo tan desagradable justo a la entrada del edificio? Eso no creo que les haga muy bien con la publicidad. Cuando cruzamos las puertas, entramos en una enorme sala de mármol con más decenas de duendes yendo de un lado a otro y otros sentados en mesas haciendo sus quehaceres. Cohibido, sigo a Hagrid sin pederle ni un segundo de vista. Al final, llegamos a un mostrador y un duende nos atiende.

-Buenos días-le dice Hagrid-Hemos venido a cambiar algo de dinero Muggle-En cuanto lo dice, me da un codazo. Yo lo tomo como que quiere que le de el dinero que he traído. Abro la mochila que había preparado y saco el monedero con todos mis últimos ahorros: 300 libras (debo recalcar que hace nada ha sido mi cumpleaños y siempre pido que me den todos los regalos en dinero).

-Claro, el dinero por favor-pide el duende rápidamente, casi sin prestarnos atención. Yo se lo dejo como puedo, pues estoy temblando como un loco, encima de la mesa. Éste lo coge, lo cuenta ávidamente y empieza a buscar en una caja que, luego, abre con una llave.

-Relájate Daniel, te veo en tensión-me intenta tranquilizar. Aun con esto, mis manos no dejan de vibrar sin cesar. Estar en un sitio que no conoces y encima sientes que no encajas, no ayuda a sentirte a gusto en él.

-Ahora mismo la tasa de cambio es de 4,93 libras por un Galeón, 0,29 libras por un Sickle y 0,01 libras por un Knut. ¿Entendido? Por lo que en total serán 60 Galeones, 2 Sickles y 93 Kunts-dice mecánicamente el duende y deja en la mesa unas monedas que, para mi, parecen de juguete.

-Cógelas Daniel, este es el dinero que se utiliza en el mundo mágico. Lo vas a necesitar-me asegura Hagrid y me da otro codazo para que me mueva. Aunque este fuera fuerte y me hace daño, lo necesitaba porque si no, no me habría movido.

Una vez con mi nuevo dinero en el bolsillo, salimos del enorme edificio por donde hemos entrado. La emoción me vuelve a embriagar todo el cuerpo entero y mi corazón vuelve a latir excitado. Es hora de conocer tiendas nuevas y, quien sabe, a lo mejor hoy hago mis primeras amistades mágicas hoy. Pero hay tantos puestos que no me decido por cual empezar. ¿Qué debe ser lo más importante aquí para comprar?

- Creo que deberías empezar por el uniforme-y me señala hacia una tienda que pone Madame Malkim: túnicas para todas las ocasiones. Evidentemente, yo acepto la oferta sin rechistar. Él sabe mucho más que yo.

Entramos en esa tienda y al poco tiempo y sin necesitar mi papel para mis tallas, la mujer que lleva la tienda, me hace las túnicas que necesito en un santiamén. Luego vamos a una tienda de libros, Flourish y Blotts, donde compro todos los que viene en la lista que me venía con la carta. Había tantos que entre Hagrid y yo tardamos más de media hora en encontrarlos. Ahora me doy cuenta, después de haber salido, que habría sido mejor preguntar a la persona que los vendía, solo que estaba tan entusiasmado que eso no pasó por mi cabeza. Luego vamos a la tienda de calderos, para comprar el caldero de peltre (medida 2) y me doy cuenta que está muy cerca de por donde hemos entrado al callejón. "Bueno, al menos no estoy tan perdido como pensaba" me digo para relajarme. En el letrero pone: Calderos de todos los tamaños Latón, Cobre, Peltre, Plata Automáticos, Plegables. No puedo dejarme ni un detalle por detrás. A los pocos minutos, lo que tardamos en comprar el caldero, un telescopio y una balanza y entrar en la nueva tienda: La Botica de Slug & Jigger, Hagrid me hace el favor de comprarme los ingredientes básicos para las diferentes pociones que tendré que preparar. Menos mal que él me guía, pues yo, desde que salimos de los calderos, ya estoy perdido.

-Solo falta la varita y un animal-dice pensativo-Porque...tu no tienes un animal, ¿no?

-No, no tengo mascota-le respondo. ¿Un animal? Creo que es lo más emocionante que me ha pasado en años, pues mis padres siempre me han dicho que no a tener uno en casa y ahora no me pueden decir que no.

-¡Pues sigamos con nuestras compras!

Aun me queda bastante dinero, o eso es lo que dice Hagrid. No se cuanto tiempo voy a tardar en acostumbrarme a estas nuevas monedas, pero yo le hago caso. Ahora nos dirigimos hacia una tienda que parece que está abandonada: Ollivander. Esta vez, en el letrero, pone: fabricantes de excelentes varitas desde el 382 a.C. Anonadado quedo al ver la fecha en la que supuestamente esta tienda había empezado a hacer varitas. Normalmente, las tiendas apenas podían tener unos 100 años como mucho. Cuando entramos, un viejo señor nos atiende y tarda un rato en decir qué varita es la mía. "Una varita muy especial, álamo y pluma de fénix, treintaitrés centímetros y medio, blanca, flexible" es lo que me dice cuando, al tenderme una varita bastante diferente a las demás que me he "probado", un montón decajas del pobre señor caen al suelo mientras yo siento una enorme llama en mi interior. Me faltan disculpas para decirle, pero él no para de responderme que no importa, que es normal.

-Ya solo nos queda tu mascota. ¿Has pensado qué es lo que quieres? ¿Gato, sapo o lechuza?-me dice Hagrid mientras nos acercamos a la tienda de Animales Mágicos.

Cuando entramos, un fuerte hedor me golpea la cara. La tienda está repleta de animales y cuando digo repleta, es que no hay ni un solo espacio libre sin ningún animal. Y al haber tantos, hace que no pueda decidirme. Todos son preciosos, a su forma. Aunque tengo muy claro que no quiero un sapo, nunca me han hecho mucha gracia los anfibios. Al final, y porque Hagrid me mete prisa porque se está haciendo tarde, me decido por un hermoso y pequeño gato negro. ¿Supersticioso? Creo que con lo que acabo de conocer se me acaban de quitar todas esas tonterías.

Realmente no me doy cuenta de cuan tarde es hasta que mi estómago ruge enfadado. Si, y cuando miro la hora, son más de las cinco de la tarde y aun no he comido. ¿Extraño verdad? Han sido tantas horas que me han parecido menos de una. Quiero repetir esta experiencia sin dudarlo y...¿será así cuando esté en esa escuela?

-Creo que debería irme a casa-le digo al "gigante" cuando salimos del Callejón Diagón.-Mis padres deben estar preocupados.

-¡Cierto! ¡Cierto! Bueno, espero que haya sido un buen día para ti. Ya tienes todo por lo que no tendrás mayor problema al empezar el curso-me empieza a comentar un poco distraído y nervioso.-Nos vemos cuando llegues a Hogwarts. ¡No olvides que debes coger el expreso a Hogwarts el 1 de Septiembre a las 11 de la mañana en el andén 9 3/4! Cuando llegues allí ya te dirán la información necesaria para que no te pierdas-Ahora su voz parece...emocionada-¡Nos veremos pronto, amigo mío!

~~~~

Aunque mi estómago estaba rugiendo como un condenado (y también por la cantidad de cosas que llevaba), tardé en llegar a casa. ¡Al parecer es todo cierto! Soy un mago. Un maldito mago y no se cómo sentirme al respecto. Al final no he hecho ninguna amistad en el Callejón Diagón pero he podido conocer un poco más del nuevo mundo que próximamente será el mío, por lo que me doy por satisfecho. Estoy emocionado y a la vez cohibido. Esto va a ser peor que la primera vez que vas al instituto. Peor que la primera vez que vas a algún sitio en el cual no conoces a nadie, vas a estar completamente solo y no pintas nada allí. ¿Qué dirán los demás estudiantes de mí?
Solo espero que todo salga bien y que este sea ese ansiado punto a parte que tanto he querido durante tanto tiempo. Daré lo mejor de mi mismo y aprenderé todo lo que pueda sin ningún impedimento. Emocionado, alegre, ansioso, triste, con dudas y miedos. Todo esto es lo que siento a la vez. Hacía tiempo que no sentía tantas emociones en mi interior y, creo, que me gusta.

Meow

-Si si, Kuro, no te preocupes. Todo saldrá bien-digo mientras acaricio a mi nueva mascota. Me ha costado que mi madre me deje tenerlo, pero al final, lo he conseguido. Es un pequeño gatito de apenas unos meses, negro como el ópalo. Por desgracia, por culpa de él, apenas me quedan un par de galeones en el bolsillo, era algo más caro que los demás. ¡Pero no importa! Desde el momento que lo metí en casa y me acerqué un poco a él, siento como un enorme vínculo nos une a los dos y es... tentador.

Poco a poco caigo en los brazos de Morfeo, demasiadas cosas en tan pocas horas.

~~~~

Los días pasan lentos pero a la vez rápidos. Nunca había querido que se acabara el verano con tanta fuerza. Cada día que acaba es un día menos de espera. Una ansiedad irritante va creciendo poco a poco en mi. Y con ella va acompañada una cantidad de dudas y miedos que odio reconocer. Nunca he sido una persona segura y ahora, con tantas cosas que desconozco y que mi mente no puede imaginar, ese aspecto de mi se ha agravado muchísimo. Lo único que me consigue calmar un poco es leer todos los libros que me he comprado e intentar entenderlos. La varita ni la he tocado, pues siento que si lo hago, algo malo va a pasar. Aunque eso si, me quedo observándola como si estuviera hecha de oro y diamantes. Mis padres siguen aun indecisos por si todo esto es verdad o mentira, mas si hubieran visto lo que yo vi cuando fui al Callejón Diagón, lo habrían creído seguro.

Aun no le he dicho nada a ninguno de mis amigos. Sé que van a notar mi ausencia, pues la mayoría de ellos van a la misma escuela que yo (incluso puede que a la misma clase), pero seguro que me tacharían de loco. Vamos, yo lo haría si alguno de ellos estuviera en mi lugar y me lo contara. Supongo que será mejor tenerlo todo en silencio. Tampoco les hace ningún mal.

"El 1 de Septiembre a las 11 de la mañana en el andén 9 3/4" repito constantemente en mi mente para que no se me olvide nada.

~~~~

Y por fin la fecha indicada llega. Esta noche apenas he podido pegar ojo y todas las sábanas de mi cama han acabado desechas y fuera de su sitio por la cantidad de vueltas que he dado. Kuro también ha estado algo nervioso por mi culpa y, sintiéndolo mucho por él, me ha hecho la compañía que necesitaba. Todo lo que necesito para ir a Hogwarts está metido en un enorme baúl que hace menos de una semana me trajo Hagrid como regalo. Levanto a mis padres dos horas antes de la hora de salida del expreso y, aunque odie a mi hermana, a ella también. Supongo que los echaré de menos mientras esté en ese colegio. ¡Ah! Se me ha olvidado comentaros que Kuro se ha puesto bastante grande desde que le conocí, aunque eso es relativo, pues el adjetivo "pequeño" aun pega con él.
Salimos de casa una hora y media antes por si acaso nos encontramos mucho tráfico en la ciudad, aunque, afortunadamente, esto no ocurre. Cuando llegamos a la estación de King's Cross, queda apenas media hora para la salida del expreso.

-¿Quieres que te acompañemos?-me pregunta mi madre, nerviosa. Todos los integrantes de mi familia me miran con ojos de cordero degollado para que yo les diga que si, mas si lo pienso mejor, creo que sería mejor que entrara solo.

-No te preocupes madre, puedo hacerlo yo solo-respondo restándole importancia.-Ya soy mayorcito para hacer las cosas por mi mismo, como tu bien dices siembre-Supongo que esto será igual que en el mundo normal, o sea, que si vas con tus padres el primer día de clase, te van a tachar de niño de mamá/papá y serás el hazme reír. Además, ellos son muy agobiantes cuando cosas de estas ocurren.
-Si al final nada de esto resulta ser verdad, te estaremos esperando aquí afuera. Avisanos por favor por el móvil, hijo-me dice mi padre mientras me da un enorme abrazo.

Mi madre y mi hermana hacen igual, aunque ellas me llenan a besos. Al final, salgo del coche cuando consigo deshacerme de sus amarres y cojo mis cosas del maletero. En cuanto entro a la estación, lo primero que hago es coger un carrito, pues voy cargado hasta las cejas. Luego, con menos peso encima, voy hacia el andén 9 3/4, mas cuando consigo llegar a donde se encuentran todos, solo veo el andén 9 y el 10. No hay ninguno en medio que se denomine 9 3/4. ¿Debe ser un error? Espero que no.

-Perdone señor, ¿dónde está el andén 9 3/4?-le pregunto a un hombre uniformado. Éste me mira con mala cara y niega con la cabeza antes de irse. ¿Qué pasa?

Voy hacia otro hombre con el mismo uniforme y esta vez dice "¿Es que os habéis puesto de acuerdo para hacer la misma broma hoy?" y se aleja de mi malhumorado. ¿Es que al final va ha ser todo una mentira? No, no puede ser. Yo lo he visto con mis propios ojos. Voy de un lado a otro buscando el andén indicado, pero no consigo encontrar rastro de él y, cuando miro al reloj, son las 10:45 am. Me quedan quince minutos o si no, voy a perder el supuesto expreso. ¡Mierda! Ahora, desesperado, empiezo a preguntarle a la gente, pero se me queda mirando de la misma forma. No, no, no. No puede ser verdad joder. ¡Debo seguir!

-Perdone, ¿sabe dónde está el andén 9 3/4?-le pregunto a un chico que está de espaldas a mi. Estoy tan agobiado que ya me da igual a quien preguntárselo y cómo. El chico, rubio cabe decir, se da la vuelta y unos ojos de un azul-gris muy extraño se clavan sobre mi ser. Parece muy molesto. Ya la he liado.

-¿Tengo cara de "respondo preguntas de imbéciles"?-dice con cara de asco mientras me mira de arriba a abajo. Las personas que estaba al lado suya, hacen lo mismo.-Otro maldito sangre sucia en Hogwarts, genial-y empiezan a reír como si no hubiera un mañana. La cara del peliblanco se va desformando a cada carcajada. Primero aprieta las cejas, intensifica más su mirada (como si eso fuera posible) y su sonrisa pasa de una de superioridad a otra maliciosa.

Y se va dejándome aplastado en el suelo. Bueno, no literalmente, pero es lo que siento en mi alma. ¿Cómo se puede ser tan desagradable? Trago saliva para intentar no soltar ninguna respuesta dolorida para no darle el placer. Sin embargo, me consigo agarrar al hecho de que ha mencionado Hogwarts, por lo que ese maleducado debe saber dónde se coge el expreso o el camino hacia él. Le sigo con el rabillo del ojo y veo como desaparece cuando se "choca" contra una pared. Una vez que sus amigos, o conocidos, también han desaparecido, me acerco hacia la pared por la que ha desaparecido. ¿Tengo que pasarla así, tal cual? Y como sé que si me lo pienso mucho no lo voy a hacer, aprieto el mango del carrito con fuerzas y echo a correr hacia el muro de piedra que está entre el andén 9 y 10. Si el lo ha hecho, yo también puedo ¿no?

Me aproximo rápidamente hacia la pared pero, mágicamente (y no es por hacer la gracia), aparezco en un sitio totalmente diferente donde un enorme tren rojo espera su salida. Siento el pulso en mis entrañas y sienes y mi boca está completamente seca. Cuando miro a la pared, veo el cartel de "Andén 9 3/4". Salvado, ya puedo respirar con normalidad.

Ahora ya puedo decir que esto es más cierto que... que... que bueno, lo que sea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario