sábado, 31 de enero de 2015

Capítulo 6 |Sweetie|

Historia



Autor/a: Kanade-nyan.
Sinopsis: 
Gabriel, un chico que desde los catorce años sabe que es gay, se enamorará de Daniel trayendo consigo un sinfín de situaciones, tanto cómicas, románticas o algunas un tanto dramáticas para explicarnos, en primera persona, la vida y las dificultades de esta peculiar pareja. ¿Conseguirán que sus padres acepten su relación? ¿Encontrarán un sitio para casarse? ¿Y si quieren tener hijos?
Capítulo: 6.
Géneros: yaoi, romance, drama.
Personaje: Gabriel, Daniel, Clara.


Capítulo 6


Las cosas escritas en cursiva son narradas por Daniel.

Vi como su cuerpo caía al mar con terror en su rostro.
¡¡¡Gabriel!!!Grité su nombre.
Él cerró los ojos y se dejó llevar por la fuerza de la gravedad. No se por qué, pero cuando me enfado soy bastante agresivo. Y estaba enfadado, muy enfadado. Gabriel solo era un amigo, de momento, pero estaremos todos de acuerdo en que había "algo" especial que no sabía describir. Me giré con la mirada sombría hacia los tres chicos.
Hijos de puta...Me avalancé contra uno de ellos y le dí un puñetazo en la barbilla. Pero entonces escuché como un cuerpo caía al gélido mar y mi cabeza reaccionó.¡Clara, ocúpate de ellos!
¡De acuerdo!, ¿Y bien?, ¿Quién quiere morir primero?
Ya no vi la escena, aunque escuché algunos golpes y quejidos. Mi concentración se basaba en saltar. Saltar del espigón y rescatar el cuerpo de Gabriel.
Miedo.
En ese momento, en el momento que miré hacia abajo sentí miedo. Ciertamente, era un cobarde.
Cobarde.
Gabriel estaba en peligro y yo muerto de miedo. Recordé el día del accidente, y recordé que también tuve miedo. Divisé el cuerpo de Gabri cerca de las rocas y las olas se volvían más fuertes.
El miedo desapareció.
Él estaba en peligro, ¿Qué esperáis que hiciera?
Clara voy a saltar.
¡No lo hagas, es peligroso!
Voy a saltar. ¡Ya!Y eso hice, mi cuerpo cayó a una velocidad de vértigo hacia la túrbia agua. Impacté contra la materia sintiendo un dolor en la cara. No veía, solo oía ruido, no respiraba.
No respiraba.
Al darme cuenta de la falta de oxígeno salí como pude hacia la superficie y inundé mis pulmones con aire para, acto seguido, volver a submergirme para buscar a Gabriel. El problema era... que no veía nada.
Mierda.
¿Dónde estaba? Busqué y busqué y solo encontré agua. Odio el agua, desde ese día la odio con todo mi corazón. Seguía buscando sin suerte hasta que pasó lo que me temía peor. Colisioné contra una de las rocas del espigón. Una brecha se abrió en mi frente causándome un terrible dolor. Aunque todo lo malo tiene su parte positiva.
Ahí estaba Gabriel.
Vi como su cuerpo inconsiente se valanceába dando golpes contra las piedras, y mi corazón se encogió.
Tenía una expresión de dolor que... Por dios, fue la peor vista de toda mi vida...
Sin pensarlo siquiera me lancé hacia él hasta cogerle de la mano. Cuando lo tuve sujeto lo acerqué a mi pecho para abrazarlo. Ya esta, ya estaba a salvo, fue lo que pensé.
Pero no.
¿Cómo salíamos de ahí?
Y mis malditos pulmones me volvían a pedir oxígeno.
Con la vista nublada y como pude saqué nuestros cuerpos a la superficie, donde tomé una bocanada de aire. Ahora no podía permitirme volver al fondo del mar. Intenté despegarme de las rocas, pero me era imposible. El agua tenía tanta fuerza que me daban ganas de abandonar. Y de hecho por un momento abandoné, pegué mi cabeza al pecho de Gabri y dejé que las olas nos arrastraran. ¿Sería este nuestro final? No tardé mucho en notar un débil pálpito proveniente del corazón de Gabriel. No, no podía abandonar, él no se lo merecía. 
Era tan valiente...
Y yo, cobarde.
Con las fuerzas que me quedaban intenté, por segunda vez, nadar lejos de las rocas. Costaba, costaba mucho y era como si mi cuerpo se fuera a romper. Me dolían los músculos, me dolía la cabeza, me dolía el corazón.
Finalmente y después de unos infernales minutos conseguí alejarnos de las rocas. Nadé cansado hasta la orilla con Gabriel en mi espalda. Al llegar a la arena lo descargué y me eché a descansar. Estaba agotado y creía que me moriría. Pero aún no había acabado. Me incorporé hacia Gabriel y le tomé el pulso.
Estaba vivo.
Acerqué mi oreja a su nariz.
No respiraba.
Me alarmé.
¿Qué debía hacer? 
Pensé en las clases de primeros auxilios que nos dieron una vez en clase y analicé la situación. Estaba claro: Respiración artificial, más conocido como boca a boca.
Me puse de rodillas y me acerqué a él aún más. Puse una de mis manos en su nariz y la otra en su barbilla. Acerqué mi boca y le pasé mi oxígeno lo mejor que pude, ya que era la primera vez que lo hacía. Lo hice dos veces seguidas y, después... ¿Qué venía después?... Ah sí, con mis manos juntas hice presión en su pecho diez veces seguidas. Luego volví a la respiración, y luego al pecho, respiración, pecho, respiración, pecho...
Vamos...-No reaccionaba.¡Vamos joder!
Oí los pasos acelerados de Clara detrás mío.
¿Daniel?
¡Clara, Gabriel no respira!Noté como se le cortaba la respiración.
¿Qué dices?...
Yo... ya no podía más.
Empecé a llorar, mil lagrimas surcaron mis mejillas para aterrizar en el cuerpo de Gabriel. Sollozo tras sollozo iba perdiendo la esperanza de que despertara.
Vamos, por favor...Mi voz se quebraba a cada palabra que pronunciaba.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco séis, siete, ocho, nueve, diez. Fui con rapidez a sus labios y volví a su pecho. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, séis, siete, ocho, nueve, diez. Volví a sentir sus salados labios y otra vez de vuelta a su pecho. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, sé-
Reaccionó.
Con una desagradable tos torció su cuerpo echando en la arena toda el agua que llevaba en sus pulmones. Vomitó y Clara fue a socorrerlo.
¡Gabri!Lo puso en pie y le aguantó la frente.¿Estás bien? Vamos, échalo todo.Cayó de rodillas.
Me siento fatal...Dijo sin fuerzas.
Y yo, tan débil como era, volví a llorar, recordando lo desagradable que había sido el momento. Casi... casi lo pierdo... para siempre... Sin tiempo a pensar le dí un fuerte abrazo que le pilló por sorpresa.
¡Idiota, no sabes lo que me has hecho pasar!Dije aún llorando.
¿Dani?... Lo siento...Negué con la cabeza.
No lo sientas, lo importante es que...Lo miré de arriba a abajo.Gracias a dios estás vivo.Dije con un hilo de voz mientras lo volvía a abrazar.
Bueno, esos tíos no nos van a volver a molestar.Intentó tranquilizar el ambiente Clara.
Cuando desperté vomité al instante. Noté las frías manos de Clara aguantarme en pie y la voz de Dani sollozando, seguido experimenté un abrazo de parte de Dani. Me sentí protegido, sentí que había nacido de nuevo. Realmente... pensé que iba a morir. ¿Eh?, ¿Que por qué lloro? Ay que ver, estuve a punto de morir ahogado por culpa de unos homofobos, no pretenderás que me ría. En fin, se puede decir que Dani... Dani es...Dani es mi ángel de la guarda. Convencido estoy que sin él la palmo algún día.
No entendía nada, pero era más que consciente que esta historia sería muy larga...

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