martes, 13 de enero de 2015

Capítulo 6 - Días 6,7,8,9,10 y 11. Las raíces |Pétalos de rosa|

Historia


Autor/a: @SrMichaelis
Sinopsis: ¿Qué pasaría si en realidad no eres como todos quieren que seas? ¿Cómo te sentirías tú al respecto por ser diferente a ellos?
¿Y si te enamoras de alguien con el cual no puedes estar por que no está bien visto por la sociedad en la que vives?
Un largo recorrido entre obstáculos difíciles de pasar.
Capítulo: 6.
Géneros: yaoi, homofóbia, sociedad, injusticia, adolescentes, romance.
Personaje: Ethan, Simon y Normand.


Capítulo 6

Día 6,7 ,8 ,9 ,10 y 11 - Las raíces


--Ethan, cariño, son la una de la tarde ya. Toca levantarse.- dijo su madre, sentada en el borde de la cama, acariciando el largo y oscuro cabello de éste con cariño. Ella miraba la pálida cara que tenía su hijo con preocupación. Él nunca hablaba de nada con ella, aunque hiciera el intento de ello. Odiaba que su hijo le hiciera eso, que se cerrara ante ella sin poder remediarlo. Pero no le culpaba a él, no después de cómo se pusieron ella y su marido cuando Ethan era pequeño.

Si le hubiera apoyado como debía, si le hubiera dado todo el ánimo que en ese momento necesitaba cuando todos le odiaban por ser diferente... Pero no, su marido le obligó a seguir su linea. No hace falta decir que su padre es un completo homófobo. Los padres de los niños de su clase hablaban con ellos con aires de grandeza por la condición de su hijo, y eso cabreaba aun más a su marido. Si no le hubiera metido tanta presión con ese tema, a lo mejor ahora podrían hablar con total libertad, madre e hijo juntos, riendo.

Se lo lamentaría por el resto de su vida. Por eso actualmente trataba con tanto cariño a su hijo, para intentar cerrar aquellas heridas que fueron hechas hace ya años.

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Aquella mañana no pintaba mal. Por fin tendría tiempo para estar solo sin ningún riesgo a encontrarse con sus dos acosadores. Ethan se convenció a si mismo de que ese fin de semana no iba a salir ni al balcón. Tumbado en la cama, empezó a recordar lo ocurrido ayer. En como besaba embelesadamente a Simon, dejando llevar su cuerpo por la pasión y locura del momento. Luego recordó el vídeo que le grabó Norman, el cual salía casi desnudo ¿Cómo podía haberle hecho? ¿Por qué estaba tan obsesionado con el? Parecía que disfrutaba jodiéndole.

La angustia empezó a ser más notoria en su interior. ¿Qué iba a hacer si ese vídeo se viralizaba en la escuela o en su ciudad? Sería el fin para él. Aunque ya le había hecho cosas parecidas en el pasado, no tenía ni punto de comparación con lo que le hizo ayer. Nunca había mostrado esa cara ante él, esa cara de depredador. Le daba miedo, siempre le había dado miedo. Si su padre se enterara de todo lo que había hecho el día anterior... Ahora no podría actuar de la misma forma delante de él, aunque éste no supiera nada. Eso se le sumaba que sentía algo fuerte por Simon en su interior. Esos besos. Llevó una de sus manos a los labios. Aun tenían el recuerdo en ellos, del sabor de su saliva. Una bola ardiente empezó a subirle por el pecho, desembocando en su boca. Volvía a sentir el placer que le había producido ese beso ayer. El corazón se le aceleraba más y más por momento. Necesitaba una ducha para despejarse.

Después de haberse duchado, Ethan visitó el cuarto de su hermana Lillie. Hacía tanto que no hablaba con ella que lo estaba echando de menos. Ella era la única de la casa con la que podía hablar, la que le comprendía en cierta medida. Llamó a la puerta con los nudillos.

-Hola Lillie, soy yo.- dijo el peliazul esperando a que ella le abriera, no le gustaba entrar sin que le dieran permiso. Escuchó como arrastraba una silla, pasos y luego la puerta se abrió.

-Buenas tardes dormilón.- rió su hermana. Ella siempre estaba alegre, con una gran sonrisa en la cara. Era una de las cosas que le encantaba de ella, conseguía mantener la sonrisa aunque no tuviera ganas de ello. Lillie hizo un gesto a su hermano para que entrara en su habitación y se sentó en la cama.

-¿Qué tal estás?.- preguntó Ethan con una sonrisa en la cara, su hermana siempre conseguía contagiarleselas.

-Pues muy bien hermanito. Estaba estudiando un poco porque ya mismo tengo exámenes y no quiero fallarlos.- dijo alegremente mientras hacía una mueca hacia la pila de libros de su mesa de estudio.

-Necesito que me distraigas, ¿tienes tiempo?.- confesó directamente sin andarse por las ramas. No podía aguantar un minuto más el infierno que se estaba desatando en su interior.

-Claro, podríamos hacer alguna manualidad. Antes hacíamos un montón.- dijo señalando una estantería, la cual estaba llena de objetos hechos a mano por ellos dos. Había dinosaurios hechos de arcilla, dibujos, muñecos de tela...

El resto del día se lo pasaron entero haciendo manualidades. Su hermana consiguió hacerle olvidar por largas horas todas sus preocupaciones, que era lo que más necesitaba en ese momento. Al día siguiente se levantó temprano para terminar lo que habían dejado ayer secando. Después de una larga jornada terminando las manualidades, habían creado una especie de planetas los cuales se podían colgar del techo. A partir de ese momento aquellos planetas le recordarían qué no todo era destrucción, siempre se podría construir algo, que no debía ser un alma en pena durante toda su vida.

Por la tarde colgaron unos cuantos planetas en el cuarto de Ethan, junto a las estrellas que le había regalado su madre, y el resto en el cuarto de Lillie. El techo de su cuarto parecía el espacio, era hermoso. Hasta la hora de comer, él y su hermana se quedaron mirando el techo, maravillados por lo bien que les había quedado. Ese día pudo dormir con toda normalidad, sin miedos que azotaran su cabeza.

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Lunes, el infierno había llegado a su habitación. Su madre acababa de entrar para levantarle y este, desganado, se sentó encima de la cama. El miedo volvió a su cuerpo después de día y medio. No quería ir a la escuela, no quería ver ni a Simon ni a Norman y sabía perfectamente que si iba, tenía que verles.

-¿Qué es lo que te pasa Ethan? Se te ve pálido.- dijo la madre con preocupación desde la puerta. Ethan miró a su madre, con el corazón en un puño, e intentó convencerla de no tener que ir a clase porque no se encontraba bien. Después de mucho suplicar, su madre accedió a que se quedara en casa.

Ese día lo pasó entero en su cama, aburrido, sin tener nada que hacer, llorando sus penas interiormente.
Martes y miércoles fueron más de lo mismo. Volvió a convencer a su madre para no tener que ir a la escuela, con la escasa de que aun no se sentía en condiciones. Pero la tarde del Miércoles alguien fue a visitarle.
Alguien llamó a la puerta de su habitación. El corazón se le encogió ya que no esperaba a nadie. El sujeto aun no identificado, sin esperar una respuesta por parte de Ethan, abrió la puerta lentamente. Era Simon. ¿Qué hacía allí?

-Hola, Ethan.- dijo serio. ¿Cómo le habían dejado sus padres pasar a su habitación? Simon cerró la puerta tras de sí y se acercó a la cama del contrario.- ¿Cómo estás? Me han dicho que no te encontrabas bien, he venido a traerte los deberes.- dijo el peliblanco. Ethan sabía la verdad, que no había venido por los deberes, si no a verle a él.
Saltó de su cama y cogió las cosas que el peliblanco le había traído. Las dejó sobre la mesa, dándole la espalda al contrario. Si le miraba volvería a caer en su tela de araña.

-Ethan, una cosa.- dijo Simon más serio aun. La voz le bailaba, como si estuviera muy enfadado por dentro pero no lo mostrara. Éste sacó su móvil del bolsillo y se acercó al peliazul mostrando la pantalla del dispositivo.-¿Me puedes explicar esto?

Ethan dirigió la mirada hacia la pantalla, esperando a que le pusiera lo que le "tenía que explicar". Un vídeo se empezó a reproducir, era él en el cuarto de baño cuando Norman le estaba grabando. ¿Cómo tenía el él vídeo? Las manos de Simon empezaron a temblar de ira. Ninguno de los dos quería seguir viendo el vídeo.

-P-paralo.- dijo avergonzado el peliazul dando un manotazo al móvil. La mirada de Simon se le clavaba en la nuca, no era capaz de mirarle. El contrario le zarandeó, cogiéndole por los hombros. "Esto no puede ser real" susurró. Simon, harto de que no le dirigiera la mirada Ethan, cogió la barbilla de éste con una mano y le levantó la cara. Sus ojos estaba llorosos, a punto de descargarlo todo.

-Que hijo de puta.- Logró decir Simon entre tanta ira acumulada.

Ethan empezó a soltar las lágrimas contenidas en sus ojos, avergonzado. ¿A cuantas más personas les habría enviado el vídeo? Su mundo empezó a desmoronarse, como su cuerpo. Las piernas se le doblaron solas, haciéndole caer. Simon, como pudo, le cogió por los brazos emitiendo un gruñido. Le acercó su cuerpo hasta el suyo, quedándose pegados mientras le sostenía con un brazo por la cintura, y le volvió a besar.

Un beso fugaz, un roce de los labios. Ethan, aturdido, parpadeó y dejó de lagrimear. Con cara de tonto, se puso de puntillas y se acercó esta vez él a su cara para devolverle el beso, deseoso de los labios del contrario. Pero Simon le echo hacia atrás.

-Hasta mañana, Ethan.- dijo y se fue por la puerta como había entrado.

Ethan, buscando cual era el fallo que había cometido para que Simon le apartada de su lado, se quedó de pie, mirando al horizonte. ¿Por qué le había rechazado? El peliblanco se estaba dejando desear hasta límites insospechables. ¿No era él el que le quería?

Sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas. No entendía nada de lo que pasaba, solo que tenía ganas de besarle, rellenar ese beso que no había sido correspondido. Esa noche el pequeño universo que había creado en su techo, era su nuevo vacío por el que no paraba de caer. ¿Era posible tocar un fondo más profundo que en el que se encontraba Ethan?

Al día siguiente tuvo que ir a la escuela obligado por su madre, ya no le permitía quedarse un día más en la cama. A decir verdad, Ethan ya se había cansado de esconderse en su casa, debía afrontar ya la salida de su casa y volver a retomar su vida. Esperaba con todas sus fuerzas que Norman no hubiera difundido el vídeo. No podría aguantar las miradas penetrantes de las personas que lo hubieran visto ni sus comentarios hirientes hacia su persona. Aun no le cabía en su cabeza el por qué le había hecho, y encima que le pidiera un beso. ¿Cómo una persona que te está humillando te pide un beso? Supuestamente te lo está haciendo para reirse de ti porque no le caes bien o porque te odia, pero pedir un beso...No era normal.

Aquella mañana Simon no fue a buscarlo y tampoco fue a la escuela, cosa le puso triste. Era la única persona con la que quería hablar en aquel momento, le había dejado tan trastocado que el día anterior se fuera de su casa de aquella manera, que necesitaba verle y saber que no se ha enfadado con él. Otra vez se sentía solo, como antiguamente. Él evitaba todo contacto con cualquier humano igual que ellos con él. Lo único que pudo hacer es terminar su puesto, saltándose todas las clases de aquel día. Cuando el final de la tarde se acercaba, volvió a su casa. En su cama, rezaba con todas sus fuerzas para que mañana le fuera a buscar Simon. Necesitaba verle, aunque eso le hacía sentir tonto y más cuando en su estómago miles de mariposas le hacían cosquillas, haciéndole sonreír. ¿Qué le pasaba?

Días 6, 7, 8, 9, 10 y 11 completados.

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