martes, 6 de enero de 2015

Capítulo 5 - Día 5. Los pétalos |Pétalos de rosa|

Historia


Autor/a: @SrMichaelis
Sinopsis: ¿Qué pasaría si en realidad no eres como todos quieren que seas? ¿Cómo te sentirías tú al respecto por ser diferente a ellos?
¿Y si te enamoras de alguien con el cual no puedes estar por que no está bien visto por la sociedad en la que vives?
Un largo recorrido entre obstáculos difíciles de pasar.
Capítulo: 5.
Géneros: yaoi, homofóbia, sociedad, injusticia, adolescentes, romance.
Personaje: Ethan, Simon y Normand.
Notas: 
Si tenéis algún comentario/crítica, no os olvidéis de dejármela por algún lado para yo enterarme, muchas gracias <3


Capítulo 5

Día 5 - Los pétalos


"-Ethan, te quiero."
Esas palabras despertaron al peliazul en medio de la noche. Le estaban afectando demasiado. ¿Por qué le había dicho esas palabras Simon? ¿Se estaba quedando con él? Seguramente sería mentira, pensó. Al final se quedó dormido mirando las estrellas brillantes que estaban en el techo de su habitación, pensando lo hermoso que tenía que ser mirar el espacio con un telescopio.
Volvió a dormirse hasta que su madre le despertó. Hoy era viernes, por fin. El último día de la semana al cual tenía que acudir a clase. Muy a su pesar, se tendría que quedar en la escuela a terminar lo del festival ya que sería a finales de la siguiente semana, el sábado. Mientras desayunaba, alguien llamó al porterillo de su casa. Su madre, extrañada, fue hacia éste y preguntó:
-¿Si? ¿Quien es?- dijo con las cejas un tanto fruncidas. No era normal que alguien llamara a su casa a esas horas.- Oh si, ahora baja, espera ahí.- colgó y volvió a la cocina- Es un amigo tuyo, no me ha dicho su nombre. Dice que te espera abajo, no tardes cariño.
Ethan, intrigado por quien podía ser, engulló lo que le quedaba de desayuno, ató sus zapatos lo más rápido posible y salió escaleras abajo después de despedirse de su familia. Vivía en un tercero, por lo que no tenía que bajar muchas escaleras. Llegó al par de minutos al portal, en el cual pudo ya visualizar quien era "ese amigo": Simon. Éste estaba apoyando contra la pared de uno de los laterales del portal, esperando con las manos metidas en los bolsillos de sus pantalones y la cabeza agachada. En cuanto notó ruido, giró su cabeza hacia él, clavando su mirada en la del contrario. ¿Qué manía tenía de mirarle así? Le daba la sensación de que le podía leer la mente.
-Hola Ethan- dijo Simon en cuanto éste salió a la calle. Se acercó al peliazul hasta estar a un par de centímetro de él.- ¿Cómo te encuentras?- dijo en tono preocupado inspeccionando todo la piel que llevaba al descubierto. "Esto no puede ser real, seguro que sigo soñando" pensó Ethan, aun sin creerse que el contrario pudiera llegar a estar preocupado por él. No después de cómo le dio las gracias ayer.
-B-bien, creo.- respondió éste, intentando mantener las distancias. No quería que le intentara volver a besar.-¿Qué es lo que haces aquí?...Ayer te...-dejó la frase a medias por que no sabía como seguir.
-Eso da igual, vayamos juntos a la escuela a partir de ahora.- propuso Simon sin vergüenzas. Era muy evidente que aun estaba enfadado por lo que pasó y que quería estar vigilando a el peliazul de cerca. Ethan frunció el entrecejo, ¿había alguna otra cosa más que le pillara de sorpresa?
-Bueno...-respondió mordiéndose el labio inferior. Sabía que al final se iba a arrepentir de haber aceptado. Pero quería saber más sobre aquella foto, sobre el pasado que había olvidado por completo, y él era la única persona que parecía recordarlo bien. El peliblanco esbozó una sonrisa, pero no como las que le había echado anteriormente, si lo que se dice una sonrisa normal.
Pasaron todo el camino de ida sin dirigirse ninguna palabra, aunque a veces sus miradas se encontrasen por unos segundos. Una vez que llegaron a la estación, la pandilla de Ethan le saludó, haciéndole señas de que se acercara. Éste miró a su nuevo acompañante y negó con la cabeza, sonriéndoles a modo de disculpa. Cuando salieron de allí, Simon fue el que rompió el silencio.
-No muerdo, ¿sabes?.- dijo enfadado. Había estado esperando a que el contrario fuera el que empezara la conversación, pero después de largos minutos, no pudo aguantar más.-No soy un bicho raro.- El corazón de Ethan se encogió, ¿a qué venía esa reacción?
-Yo -tragó saliva- no he dicho que seas un bicho raro S-Simon. -decir su nombre le hizo enrojecer. "¡Actúa normal!" se ordenó. Intentó esconder su cara entre los mechones de pelo que se le salían de la coleta y el poco flequillo que tenía. El contrario, al notar aquella reacción, cogió la cara del peliazul, con delicadeza, y se la levantó. -P-para, por favor.- tragó saliva sonoramente. Pero antes de intentar nada, dejó caer el brazo que le sujetaba la cara al escuchar voces de gente.
Siguieron caminando, sin hablarse, hasta la escuela. Cuando llegaron a clase, lo único que hicieron fue mirarse por un par de segundos y cada uno se sentó en su pupitre. Las tres primeras horas, Ethan se las pasó enteramente mirando por la ventana o cabizbajo. Tenía una intranquilidad en el cuerpo superior a la que había tenido nunca, el hecho de que Simon no parara de intentar besarle, o algo peor, le comía por dentro. Cuando esa mañana casi había dado el paso para besarle, él había sentido algo en su cuerpo. Una reacción parecida a la que notaba cuando Norman le humillaba delante de su mirada. Nunca había sido besado por nadie, y que alguien quisiera robarle su primero beso, le encendía por dentro sin dudarlo.
A la hora del almuerzo, Simon se acercó a él con su comida en la mano. Supuso que este quería comer con él y aceptó sin que se lo preguntara. Cogió su almuerzo y le acompañó hasta donde él comía. El peliazul siempre había comido en clase y solo pero no le importaba, era un tiempo libre en el que podía relajarse por estar exento de miradas indeseadas. Acabaron subiendo a la quinta planta, la cual se encontraba con sillas y mesas de por medio. Era un lugar solitario donde se guardaba todo lo que sobraba de las clases, hasta pizarras. El contrario sacó una llave de su bolsillo y abrió una vieja puerta que chirriaba. Dentro estaba todo impecable: una estantería llena de libros, una mesa con un jarrón en medio, un pequeño estudio y un sofá con pinta de antiguo, el cual daba la impresión de que había dormido allí más de una vez el peliblanco.
-Esta era la antigua sala del director. Como el actual no se encuentra en condiciones de subir hasta aquí arriba, la cerraron.- dijo mientras soltaba las cosas en la mesa y retiraba el jarrón hacia un lado. -Cuando me enteré, pedí a los profesores y al director que me la dejaran para estudiar y accedieron.- Al parecer a Simon le tenían más aprecio del que había notado. -Pero por favor, no digas nada.- le pidió serio. Era evidente que tenía que ser un secreto, si no muchos estudiantes se quejarían del favoritismo hacia el peliblanco. Absorto en sus pensamientos, Simon aprovechó para acercarse a él, hasta estar su cara a un palmo de la del contrario.-No te acuerdas de mi...¿verdad?.- dijo dolido.
Aunque supiera la respuesta, quería estar seguro de ello. Ethan se quedó callado durante lo que le parecieron horas, hasta que por fin abrió la boca.
-No... Lo siento.- le dolió soltar aquellas palabras. Sabía que le habían hecho daño, por como cambió su cara, pero era la verdad. Esta vez, no se alejó de él -Pero quiero saber quien eres.- confesó.
-Bueno... Soy Simon Walker. Cuando ambos éramos pequeños nos llevábamos muy bien. ¡Más que eso! Eramos inseparables.- Se pausó para coger aliento y poder contarlo todo sin que la voz le temblara. -Un día, cuando ambos teníamos ocho años, quise confesar el amor que sentía hacia tí. Pero Norman, ese maldito hijo de puta, te envió al hospital con una conmoción cerebral. A la siguiente semana, ya no sabías quien era yo y y...- notó como le había temblado la voz en la última palabra. El peliblanco alzó sus manos y agarró la cara del contrario con ellas, apretándolas contra sus mejillas. -Te amaba, te amaba mucho Ethan, y tu... te olvidaste de mi.- escupió las palabras después de tantas horas pensando qué era lo que le iba a decir. Una lágrima cayó por uno de sus ojos, solitaria y sin rumbo. Más tarde, un par más se unieron a ella, hasta acabar siendo un río.
Ethan no se pudo contener tampoco, el corazón le latía tan fuerte que se estaba mareando. Por sus ojos empezaron a caer también lágrimas. Lloraba porque sabía que era verdad aunque no lo recordara, sabía que en el estado que se encontraba Simon, no le estaba mentido. En un intento de calmar al contrario, el peliazul rodeó el cuello del contrario y acercó sus labios éste, cerró los ojos y se besaron. Un beso que duró una eternidad. Ambos estaban petrificados.
Un rugido salió del pecho de Simon, como el de un animal hambriento.
-Espera-Cortó el beso momentáneamente, llevó al peliazul al sofá, y empezó otro beso con más pasión, cerrando esta vez los ojos. Ethan, inexperto, sentado al lado de Simon, intentaba seguir el ritmo, pero solo conseguía tropezar entre los labios del contrario. El peliblanco no paraba de mover sus labios con furia, dejando algún que otro mordisco en el labio inferior del contrario.
-Nhhn- suelta Ethan en un mordisco del contrario. El sonido que emite es el desencadenante de otro rugido de Simon, acompañado esta vez con un impulso de meter su lengua en la boca del contrario.-Nhaa- emite de nuevo el peliazul, abriendo la boca llena de la mezcla de sus salivas. Otra vez lo estaba sintiendo, su cuerpo se estaba calentando y sentía unas ganas locas de llegar a algo más. 
Simon le atrajo con sus brazos hasta su regazo para que se sentara encima de él. Este, camino hacia la locura, se sentó obedientemente sobre él. Ethan, después largo rato, perdió la vergüenza y metió la lengua dentro de la boca del contrario, moviéndola con timidez dentro de ella. El contrario no pudo reprimir una sonrisa y mordió su lengua.
-AUH.- se quejó el herido. Ethan enmudeció y su vergüenza volvió a su cuerpo. Se había dejado llevar demasiado. Sacudió su cabeza para aclararse. ¡ESTABA ENCIMA DE SIMON! De un salto se puso de pie y se tapó la boca. El peliblanco se estaba chupando el labio inferior lleno de sus babas. Aquella situación pudo con él, y salió corriendo de aquella habitación directo al cuarto de baño.
Su lengua latía con fuerza, el bocado que le había proporcionado una pequeña raja. Su boca sabía entre una mezcla de hierro y un sabor nuevo para él. En cuanto llegó, entró, empujó la puerta con furia para que se cerrara y se echó al suelo. Tenía un bulto bastante prominente que se movía espasmódicamente entre sus pantalones. Los bajó con cuidado con una mano, mientras se mordía los dedos de la otra para no emitir sonidos que pudieran delatarle. Debía tener mucho cuidado porque de lo rápido que había entrado, no se había asegurado de si estaba solo o no.
Bajó sus pantalones hasta la mitad del muslo y subió su camiseta hasta el pecho, se sentó en el lavabo y, abriendo las piernas, empezó a rozarse el miembro con la mano que le quedaba libre. Su mano se volvió pegajosa y resbaladiza. Mordió sus dedos con más fuerza cuando empezó a notar que no le quedaba mucho para llegar al éxtasis.
-Nhhn.- gimió sin poder controlarse. Por su mano empezaba a chorrear saliva que se le caía sobre la barriga o al suelo. Estaba a punto de llegar a ese punto, al paraíso, cuando su mente se le vino la imagen de Simon penetrándole analmente. -gaanh- volvió a gemir más fuerte. Escuchó un ruído de fondo, alguien estaba en el lavabo. Eso le hizo sentir un momentáneo placer aun mayor del que ya sentía y al cabo de pocos segundos, un líquido le quemó la barriga. Su cuerpo se movía por espasmos, al igual que su respiración.
No podía moverse, estaba reventado. Tanto placer le había dejado tonto. Alguien abrió la puerta de su cuarto de baño, había olvidado echar el pestillo. Una cabeza rubia se asomó por la pequeña apertura, Norman. Ethan intentó moverse pero su cuerpo no le respondía, estaba demasiado exhausto. Parecía que el rubio había planeado todo para atraparle, de nuevo. Este entre con una sonrisa de oreja a oreja y una cámara. "NO NO NO NO NO" gritó en su fuero interno el peliazul.
-Hola, maricona. ¿Qué es lo que estás haciendo?.- dijo mientras encendía su cámara. ¿Cómo había sido tan tonto de olvidarse de echar el pestillo? Consiguió mover una pierna, cerrándola. El rubio, descontento, le propinó una patada, volviéndole a abrir. Ethan, sintió un dolor intenso en la pantorrilla. Acto seguido mordió su mano con fuerza para evitar gemir, no quería hacerlo delante de él. Al cabo de pocos segundos, escuchó el click de la cámara, le acababa de hacer una foto. Después de trastear un rato más, una luz roja empezó a parpadear, era una grabación.
Los ojos de Ethan empezaron a nublarse de lágrimas, ¿cómo había llegado hasta allí?. El rubio, agarró del pelo al contrario.
-Abre la boca, maricón.- dijo mientras intentaba aguantar la cámara con la boca, sin dejar de enfocarle.Tenía miedo, nunca se había excedido tanto Norman. Ethan abrió la boca un par de centímetros y el rubio le metió un par de dedos. La erección del peliazul se estaba volviendo notoria de nuevo, el fuego que hacía nada se había extinguido, estaba volviendo a renacer de sus cenizas, como un fénix. Ethan, indefenso, sintió como los dedos de su agresor iban entrando y saliendo violentamente de su boca, haciéndole babear. Veía como Norman le miraba con unos ojos llenos de odio y furia. Lo estaba pagando con él, de nuevo. Pero eso no era lo peor de todo, era que estaba respondiendo a aquella humillación. Su miembro había vuelto a ponerse erecto del todo. No pudo evitar la tentación de volverse a frotar sus partes con las manos, pero el rubio, al notar lo que estaba haciendo, le propinó una patada en una de sus manos. Sacó los dedos de su boca con violencia.
-Siéntate.- imperó el rubio cogiendo la cámara de su boca. Éste se sentó en la taza del wáter y se dio unas palmaditas en los muslos. Aun seguía gravándole. Ethan, obediente, se sentó mirando hacia él. ¿Qué le haría hacer ahora? No le había dejado ni subirse los pantalones, los llevaba caídos.- Vuelve a abrir la boca, zorra.- y eso fue lo que hizo. -Saca tu lengua.- le volvió a ordenar. Éste, sin oponer ninguna resistencia y con la dignidad por debajo del suelo, la sacó. Norman, gravando todo el cuerpo del contrario, empieza a hablar, con el fin de humillarle ante la cámara.-Mira como te has puesto por solo haberte metido mis dedos. Eres una maldita cucaracha. ¿Me has oído?...Di que si.- ordenó. Ethan, con la boca abierta, intentó decir que sí, sonando un "shé". Su miembro se estaba moviendo involuntariamente. Se odiaba a si mismo, se daba muchísimo asco. -Bésame.- propuso el rubio de nuevo.
¿Qué le besara? ¿Después de todo lo que le estaba haciendo? se preguntó Ethan, ¿por qué?. Al ver como la cara del contrario se estaba tensando, se abalanzó tímidamente hacia la boca de este y le besó. Pero no sintió nada, no como cuando lo había hecho con Simon. La respiración del rubio se volvió inestable, respiraba muy fuerte, hasta que dejó de respirar. Éste se levantó, tirando al peliazul al suelo, y salió corriendo del cuarto de baño dejando a Ethan solo.
Empezó a llorar, a llorar todo lo que no había llorando en años. Se quedó ahí, tal y como le dejó el rubio después de usarle y humillarle. No salió hasta que la escuela apagó sus luces, anunciando que se iba a cerrar pronto.
¿Podía haber pasado un día pero que ese?
Por la noche, después de las súplicas de su madre, se fue a la cama sin comer. Se sentía mancillado, sucio, sin dignidad. No quería salir de esa cama nunca más.
Día 5 completado.

1 comentario:

  1. Me leí los 5 capítulos de corrido, y saber que tengo que esperar UNA semana para saber como sigue, me esta matando la ansiedad, la vida es dura che! xD seguí así que me encanta la historia!!! <3

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