lunes, 12 de enero de 2015

Capítulo 3 |Sweetie|

Historia



Autor/a: Kanade-nyan.
Sinopsis: 
Gabriel, un chico que desde los catorce años sabe que es gay, se enamorará de Daniel trayendo consigo un sinfín de situaciones, tanto cómicas, románticas o algunas un tanto dramáticas para explicarnos, en primera persona, la vida y las dificultades de esta peculiar pareja. ¿Conseguirán que sus padres acepten su relación? ¿Encontrarán un sitio para casarse? ¿Y si quieren tener hijos?
Capítulo: 3.
Géneros: yaoi, romance, drama.
Personaje: Gabriel, Daniel, Clara.


Capítulo 3


Seguramente os estaréis preguntando qué pasó con la promesa que le hice a Clara. Ella es una de esas personas con las cuales
no te gustaría tener cosas pendientes. Si ella se propone conseguir algo lo consigue, no importa lo dificil que sea. Sí que es verdad que al principio me negué a decir nada. ¡No quería que se enterara tan pronto! Luego le di vueltas, ¿Pronto? Llevávamos cuatro meses siendo amigos. El lunes se interpuso en mi camino una chica bastante molesta. No se que le había picado pero, según ella, "No podía separarse de él." ¿Quén era? Y otra vez los celos hicieron que me alejara de Daniel. Y la chica estuvo pegada a Daniel como una lapa durante tres días seguidos. Acompañándolo a su casa, como solía hacer yo, comiendo con él, como solía hacer yo, defendiéndolo, como solía hacer yo... Claro que Daniel no se dió cuenta hasta pasados esos tres días que aquella chica me molestaba. Sí, no se conformaba simplemente con ser la sombra de Daniel sinó que apartó de él todos y cada uno de sus amigos. Y ya sabemos cómo es Daniel con los amigos.
—Oye... ¿Cómo te llamabas?
—¡Ana!, ¡Me llamo Ana!—Bramó molesta.
—Eso, Ana... ¿Tienes algún problema conmigo?
—¡No, al contrario, no puedo separarme de ti porque te amo!
—Ya veo... ¿Y para eso hace falta que mis amigos desaparezcan?
—¡Por supuesto!
—Muy bien, Ana...—Se acercó a su cara de niña repelente.—Nadie, repito, nadie, me separa de mis amigos.—Se separó, serio.—¿Lo pillas?
—¡Pero yo te amo!
—Lo que tu sientes no es amor.—¿A que no adivináis quién era?, ¡Clara!—Se llama obsesión, niñata.
—¿Quén eres tú?, ¿Su novia?—Clara estalló en una carcajada.
—Por favor no digas eso.—Miró a Daniel y volvió a reír.—¿Daniel siendo mi novio?, ¡Qué chiste más bueno!
—Ya vale Clara.—Le riñió Daniel.
—A lo que iba, que no te acerques más al Príncipe Azúl, porque ya hay otro corazoncito palpitando por él, y se lo merece más que tú.
Y Ana, indignada, salió bufado del lugar sin aparecer nunca más.
—¿Y quén es ese corazoncito?—Preguntó curioso Daniel.
—No te lo puedo decir.—Dijo divertida Clara.
—¡Oh vamos! No es como si vaya a ir diciéndolo por ahí ni nada por el estilo...
—Solo te falta decir "idiota" al final de la frase, mira que llegas a ser tsundere.—Dijo entre risas.
—¿Tsun- qué?—Preguntó confuso.
—Déjalo. Respecto al corazoncito, si todo sale bien esta semana lo sabrás.
—¿De verdad?, ¡Genial!
Y pasamos a... ¿Jueves? La semana pasó más rápida de lo que hubiera querido. Pero por suerte aún me quedaban tres días para declararme. Esperad un momento, ¡Todo esto era culpa de Clara! N-No tenía por qué hacerlo si no quería... Pero, tal vez en el fondo de mi corazón, había una pequeña y delicada voz diciéndome que lo hiciera... Analicémoslo, cuando te gusta alguen lo normal es decirlo, ¿no? Pero yo tenía el problema de ser chico. Era más que seguro que él era heterosexual. Enconces, ¿Solo serviría para estropear nuestra amistad? Cielos... no sabía qué hacer y las horas corrían demasiádo rápido.
—Gabri.—Mi hermana tocó la puerta de mi habitación con los nudillos.
—¿Sí?
—Papá y mamá quieren hablar... sobre Daniel.
El corazón se me encogió al instante. No se si sabéis, pero mis padres eran unos homófogos, así que seguramente me echarían la bronca por haberme enamorado de un chico. Bajé las escaleras con pesadez hasta el comedor y me senté en la mesa, en silencio, esperando que los insultos fueran rápidos.
—Cris nos ha contado sobre ese tal Daniel.—Cris es mi hermana.
—¿Qué ha pasado Gabri?—Dijo mi madre tranquila, demasiado tranquila.
—Nada...—Bajé la cabeza.
—¿De qué vas?, ¡Eh!, ¡¿De qué coño vas?!—Mi padre se levantó de la silla.—Mira tu madre y yo ya no podemos hacer nada sobre lo que te gusta. ¡Pero de eso a intentar pegarle tu enfermedad a un chico normal va mucho Gabriel!, ¡Va mucho!
—Cariño cálmate...—Le susurró mi madre.
—¿Y bien?, ¿Qué le has hecho?
—Nada...—Eso me empezaba a afectar, era demasiado... Yo... ¿Acaso me lo merecía?...
—Vamos explícamelo, ¿Le has tocado el culo?, ¿O ya directamente otra cosa?
—Papá por favor...—Esta vez habló Cris. Mi madre empezó a llorar.
—¡Mira, has hecho llorar a tu madre con tus tonterías!
—Lo siento...—Mi cabeza dolía, mi pecho dolía, mis piernas temblaban y mis ojos... mis ojos, sin poder evitarlo, se habían vuelto dos mares.
—¡¿Que lo sientes?!, ¡Sí claro, así de fácil cualquiera lo arregla todo! Como me vuelvan a llegar noticias de este tipo te enteras.—Salió del comedor.—¡A mí me tenía que pasar, solo yo podía criar a un... a un... mejor me callo!—Dijo subiendo las escaleras.
Mi madre, silenciosa, también avandonó la estancia.
—Lo siento...—Se disculpó Cris.—Yo solo les dije que al fin te habías enamorado de alguen... pensaba que estaba bien pero entonces empezaron a preguntar y...—No consiguió seguir por culpa de las lágrimas.—Realmente lo siento Gabri...
—Ya... no importa...—Le di un abrazo con fuerzas.—Aún así eres la única que me apoya en mi família, muchas gracias...
¿Eh? Ah no te preocupes, siempre se me saltan las lágrimas al recordar ese día, fue bastante duro, pero lo superé. Aún así, ese viernes no fui al instituto, el sábado tampoco salí de casa, igual que el domingo.
Y la semana se acabó.
Mierda... no pude cumplir la promesa de Clara.
Por culpa de lo poco que comía, un día que iba cruzando por la carretera me mareé repentinamente, cayéndo al suelo y escuchando un gran pitido. Me habían atropellado. A eso súmale que estaba terriblemente deprimido por lo de mis padres. Por suerte solo sufrí unos cuantos moratones. Entonces llegó el día. A través de Cris Clara se enteró del accidente, y Clara se lo contó a Daniel, que vino corriendo a verme. Por suerte ese día mis padres no estaban y a Cris no le importó que pasara a verme. Abrió la puerta con fuerza despertándome bruscamente de mi sueño.
—¡Gabri!-Exclamó alarmado, al verme se calmó.
—¿Dani?...
—Gabri... ¿Estás bien?—Se acercó a la cama.
—S-Sí... Solo han sido un par de moratones.—Vi como sus ojos se cristalizaban, creando al final pequeñas lágrimas que derramó con dulzura.—¿Dani?...
—Menos mal...—Se frotó los ojos con las manos y, seguido, me dió un esperado abrazo. Noté su acelerado corazón contra mi pecho, y su respiración entrecortada. Noté su aroma, su piel. Realmente estaba enamorado.—Pensé que había sido letal...
—No exageres hombre.—Dije aún sin fuerzas.—¿Qué día es?
—Martes... ¿Por?—Se separó de mí.
—Oh... no he podido cumplir la promesa de Clara.
—¿La promesa de Clara?—Noté como enrojecía por momentos.
—Eh... bueno...—¿Qué más da un día después? Lo tenía tan cerca que me sentía capaz de todo.—Daniel, me gustas.—Dije firme.—Me gustas desde que te conocí y... pues eso... simplemente estoy locamente enamorado de tí.
Todo se quedó en silencio.
—Vaya...—Dijo al fin.—Eso... no me lo esperaba.
No se lo esperaba... Espera, ¿No se lo esperaba para bien o para mal? Podría no gustarle y haberle hecho pasar un rato amargo o podría gustarle y haberle impresionado al mostrarle que es un amor compatible.
¡Aaagh!, ¡Realmente no hay manera de que entienda el amor!

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