miércoles, 24 de diciembre de 2014

Capítulo 7 |Entrégate|

Fanfic


Título: Entrégate.
Autor/a: @JonasftMaroon5.
Sinopsis:
Él es el héroe del Super Bowl, idolatrado por las mujeres y codiciado por los hombres. El mariscal de campo con un lado peligroso. Pero detrás de su temeraria sonrisa, Thomas Blackwell esconde el deseo que aún nadie ha podido cumplir, sin embargo hay un recuerdo que no puede evitar: la noche de graduación de la preparatoria y el alucinante sexo. Cambiaría todos los títulos posibles por sentir el calor de su sensual y desinhibida lujuria, una vez más. Y es posible que tenga la oportunidad porque "él" acaba de ser contratado por el nuevo propietario de los Giants de Nueva York para hacer más angelical la reputación de Thomas. Como consultor de imagen, Ethan Hamilton es un profesional que trabaja para los ricos y famosos. Aunque hacerlo con el hombre que tomó su virginidad y le rompió el corazón hace cinco años no sería fácil. Hasta que lo toca de nuevo. Una caricia y un beso es suficiente para hacer correr electricidad por sus rodillas, y pronto los negocios y el placer extremo son mezclados. Pero sabiendo el peligro que representa este chico malo en su corazón, Ethan está decidido a mantener distancia. Sin embargo, Thomas tiene su propio plan de juego. Cuanto más mal se porta, Ethan tendrá que vigilarlo más y cuanto Thomas más puede dar algunas emociones muy reales, más le mostrará lo divertido que es ser malo.
Capítulo: 7.
Género: Romance, yaoi.
Personajes: Thomas Blackwell, Ethan Hamilton.
Saldrá semanalmente.


Capítulo 7


Ethan estaba tan sorprendido por su tacto y por el modo en que Thomas lo miraba, como si fuese lo que siempre había buscado, que se olvidó de correr. Se olvidó de que lo odiaba y de que podía herirlo, no importaba lo bien que lo podía hacer sentirse.
Su silencio se lo divirtió, lo advirtió con aquella sonrisa perezosa y por el modo en que los dedos se movían a través de sus labios. Se sentía raro, como si hubiese abandonado su cuerpo y su mente estuviera en otra parte.

— ¿Quieres saber por qué? — le preguntó.

— “Desesperadamente”, — pero no podía admitirlo. Ni siquiera ahora que casi se había entregado a él, al no apartar su mano y no reprendiéndolo por traspasar el límite de consultor y cliente. Si hablara, se traicionaría a si mismo exponiendo su deseo. Intentó mover su cabeza, pero cada pequeño movimiento fue la causa de que sus dedos acortasen la distancia hacia sus labios.
Todo aquello era una locura. Tenía que decir algo. Tenía que hacerle saber que estaba allí por negocios, solamente por negocios.
Se limpió la garganta.

— No importa nuestro pasado, Thomas. Solo el futuro, este en el que tú eres una celebridad respetable y yo recibo un sueldo por un trabajo bien hecho. La única razón por la que estoy aquí es para volverte un ser humano decente y tener la certeza de que fotografías como estas no aparezcan nuevamente.
Nunca antes había dicho tantas mentiras de un solo latigazo.

Llevar a Ethan al sótano e impresionarlo con su arte y libros había sido un golpe de ingenio. Debiera agradecerle a John, por la brillante idea de contratar a un consultor de imagen. Todos estos años, parte de él, había esperado que Ethan se materializara en medio de la multitud del estadio, durante un partido de futbol. ¿Quién hubiera pensado que John Wilson sería el cerebro tras su reencuentro tan esperado?
Ethan era sumamente excitante cuando estaba nervioso e intentaba fingir que no lo necesitaba de la misma forma en que Thomas lo deseaba a él. No conseguía acordarse de la última vez que se había divertido tanto.

— Todo está bien — dijo Thomas con sus labios a pocos centímetros de los de Ethan. Pensó que estaba a punto de besarlo, pero no podía. Por lo menos aún no. Era necesario que Ethan lo besara primero, en caso contrario, él protestaría y culparía a Thomas de aprovecharse de la situación — tú me dices lo que tengo que hacer y lo haré.

Los ojos de Ethan se abrieron sorprendidos por el súbito cambio de opinión y lo miró un poco perplejo. Pensó que estaba a punto de tomar sus labios, saborearlo y acostarlo sobre él mientras gemía en éxtasis.
Un poco de paciencia era lo que necesitaba aprender. Porque a veces un poco de anticipación valía la pena, luego parecían arder fuegos de artificio que recompensaban la espera.
Ethan recuperó pronto su compostura.

— Bien, muy bien, estoy contento de que pensemos lo mismo. Primero, necesitas un poco de práctica para dar un toque conservador en las fotos.
Thomas levantó una ceja.

— ¿Cómo planeas hacer eso?

— Contrataremos a un consultor especializado en medios de comunicación, para entrenarte en cómo responder preguntas y posar para las fotografías.

— Es una oferta interesante, pero no sé cómo un consultor puede ayudarme con el problema.
Las cejas de Ethan se curvaron hacia arriba.

— ¿Cuál sería el problema? ¿El hecho de que eres muy rico? ¿O muy guapo? ¿O porque tienes demasiado éxito? ¡Por Dios!

— Por si no lo has notado, las mujeres no pueden resistirse a mí.
Los ojos de Ethan se estrecharon.

— Umm hum.

— Ellas no se apartarán de mí, no importa lo que haga. Será mejor que me enseñes otra forma de lidiar con ellas.

— ¿Quieres decir algo diferente de chupar su lengua en público?

Aquella pequeña broma fue un poco sarcástica, lo que significaba que estaban llegando finalmente a algún lugar. A Thomas le gustó ver aquel fuego en los ojos de Ethan presintiendo que se traduciría en grandes cosas.
Y su cama era definitivamente el lugar a donde se dirigían, lo supiese Ethan o no.

— Ves, es por esto que tu empresa va tan bien, porque sabes exactamente como encuadrar una situación con pocas palabras.

— ¿Y cuál es la situación?
No debía ser fácil, realmente no debía.

— Besos como estos, — Thomas levantó la revista — es la manera en que he sido besado toda mi vida. Es todo lo que sé.
Ethan levantó los ojos al techo.

— Si fueras otra persona pensaría que estabas de broma — Thomas paró de respirar unos segundos mientras Ethan hacía una pausa — pero viniendo de ti, creo que lo dices en serio.
Thomas contuvo una sonrisa. Había hecho cinco yardas en el primer punto. Los próximos cinco debieran ser igualmente fáciles.

— Entonces, digamos que estoy sentado en un sofá con una persona que quiere un trozo de mí y supongamos que existen cámaras y que alguien va a sacar una foto que saldrá publicada en los diarios al día siguiente.

— ¿Piensas que voy a hacer realmente ese tipo de papel contigo? Estoy empezando a preguntarme lo que pasa en tu realidad alternativa.

Ethan no pudo dejar de sonreír.


Thomas había pasado mucho tiempo desde que había mantenido una conversación tan agradable con alguien, mucho menos alguien del mismo sexo. Sus amigos principalmente bebían, se emborrachaban o jugaban videojuegos y las mujeres intentaban entrar en sus pantalones o en su cuenta bancaria o intentaban convencerlo para que les buscase otro jugador para entrar en sus pantalones o en sus cuentas bancarias.

— Ok, — dijo Thomas — tú serás quien me enseñará cómo resistirme.

— Como si fuese lo suficientemente estúpido para caer en eso.

— ¿En qué?


Thomas era toda la inocencia representada en su cara.

Ethan abrió la boca y después la cerró.
El labio inferior de él era grueso y Thomas quiso hundir suavemente sus labios en la carne sensible, saber si Ethan temblaría y sus pezones se erguirían en respuesta.
La cosa era que ellos dos sabían que Thomas lo había arrinconado; porque Ethan, ciertamente, no iba a decir: “estás intentado que te bese y me acueste contigo nuevamente”.
No era un chico remilgado pero tenía demasiado orgullo para pensar incluso en la posibilidad de ceder.
Thomas tenía claro que ningún hombre o mujer en el mundo lo haría ceder.

— Está bien —dijo Ethan en tono airado y firme — lo que hay que hacer por la empresa — murmuró. 

— ¿Con qué rapidez te irás cuando termines? —pregunto Thomas, raramente follaba con alguien en su propia casa porque era más fácil cerrar los pantalones y dejarla, siempre y cuando estuviera en terreno ajeno o neutral.

—En serio, tienes que estar de broma. ¿Por qué tengo que actuar como si quisiese llevarte a la cama?— dijo Ethan frunciendo el ceño.


— Es fácil, — dijo Thomas —fíjate en mí.

— Puede ser difícil para ti creerlo, ya que estamos en el Mundo Extraño de Thomas Blackwell en este momento, pero no tengo idea de cómo aventurarme con alguien.

— ¿Ni con tu estrella de futbol favorita?

— No tengo una estrella de futbol favorita — dijo Ethan — ni de beisbol, baloncesto o hockey. Siquiera sé porque ahora tengo que actuar como si quisiese seducir a un tipo. Pero admiro a Jensen Ackles, ¿puedo fingir que eres él?

Thomas quería romperle la cabeza a Jensen Ackles, contra la pared de ladrillo. No podía pensar que realmente tenía celos del actor.
Claro que viniendo de Ethan Hamilton existía una primera vez para todo.

— Finge que soy Jensen Ackles, entonces — dijo entre dientes.
Ethan levantó la mano.

— Oye, soy Ethan Hamilton. Tus películas son realmente maravillosas, especialmente aquella extranjera donde finges ser el padre del chico de l-…

— ¿De qué va esto? — Lo interrumpió Thomas — ¿Qué tal querer entrar en sus pantalones? ¿Dónde está la adulación? ¿El dedo deslizándose por el brazo de él? ¿La mirada de quiero follarte toda la noche?

— ¡No dijiste nada sobre intentar meterme en sus pantalones!

— Bien — Thomas giró los ojos — ¿Qué piensas que están intentando hacerme todas las mujeres de las fotos?

— Parece que eres tú el que intenta meterse en sus pantalones, no al contrario.
Thomas se encogió de hombros.

— A veces soy yo, pero no tan frecuentemente como piensas.

Era verdad. Él tendía a ser un blanco móvil, las mujeres acababan echándosele encima y se peleaban hasta que una lo conseguía para una noche.
Nunca había querido a alguien en particular, con excepción de la persona que estaba allí. Solo a Ethan. Lo quería cuando tenía dieciocho años y lo quería ahora.

— Inténtalo nuevamente — dijo Thomas con voz más animada.

— No veo en lo que va a ayudar esto — discutió Ethan.

— Soy como un perro viejo y tú necesitas enseñarme nuevos trucos, ¿cierto?

Ethan se quedó pensando en eso durante algún tiempo y a Thomas le gustaba observarle el rostro mientras su mente trabajaba. Era como si momentáneamente se olvidara de controlar absolutamente todo y, cuando los dientes blancos mordían el labio inferior, ese hombre era más sensual que cualquier modelo o Miss Silicona en el mundo.

— Definitivamente eres un perro. — finalizo Ethan.

— Entonces es hora de intentar atraparme. No te preocupes. No me reiré.
Ethan lo miró.

— La única razón de que no estés haciendo este ejercicio con una de mis asistentes es que no confío en ti para comportarte con ellas.

— Ellas se lo pierden — dijo Thomas — estoy esperando y recuerda, estás intentando follar conmigo.
Ethan suspiró con resignación, y dijo:

— Oh Thomas, eres mi jugador de futbol favorito de todos los tiempos, aunque me haya acostado con un grupo de tus compañeros de equipo ayer por la noche…
Thomas no pudo dejar de reír.

— Espero que no sea mucho pedir pero, ¿te importaría que te diera un pequeño beso y dejases que mi amigo sacara una foto, para que todo el mundo lo crea cuando digo que he besado al gran Thomas Blackwell?
La parodia de Ethan se estaba acercando demasiado a la realidad. ¿Cuántas mujeres con las que se había acostado se comportaban así o tenían el cerebro de una hormiga?
Un poco más serio de lo que quería dijo:

— ¿Por qué no? Me gusta este juego.

Ethan salió de su personaje.

— Dijiste que no te ibas a reír de mí.
Thomas levantó las manos y las colocó delante como para defenderse, en este caso, de una acusación.

— ¿Me he reído?

— No, pero no voy a comportarme como un idiota, no te puedes sentar ahí actuando como si fueses un hombre formal.

— ¿Ahora vas a decirme como debo representarme a mí mismo? Cierto, no hay una razón para pararte. ¿Quién soy yo para ello?
Thomas movió la mano.

— Estás obviamente cansado de ser una estrella del deporte. Solo piensas en tus propias necesidades y estás más que dispuesto a dejarte manipular por una extraña para celebrar un buen juego. —le dijo Ethan,
Thomas no podía recordar cuándo había sido la última vez que alguien le había dicho algo así en la cara.

— Crees que es eso lo que soy, ¿no es cierto? —la acusación de Ethan, le había sido un duro golpe.

Ethan estrechó el ceño, posiblemente notando por primera vez que lo estaba hiriendo con sus evaluaciones al azar.
Tal vez hiciera eso a propósito. Todo era parte de la venganza.

— No solo eres tú, Thomas. Todas las estrellas deportivas son exactamente lo mismo.

Thomas quería corregirlo, quería decirle que todos los tipos que había conocido pasaban más tiempo cuidando a sus familias, sus amigos y a los menos afortunados con su propia salud. Quería hablarle de su amigo Andrew que había estado en aquel campo todo el día, durante cinco años, como defensor y que había dejado al otro equipo darle una paliza en su desesperación por ayudar a su familia a mudarse del montón de mierda que era la ciudad en que vivían.
Conocía tipos que trataban el futbol como cualquier otro trabajo. Llegaban a su hora, daban de si todo lo que podían y se iban a su casa a comer con sus esposas e hijos. No desperdiciaban el tiempo en bares o en salir en grupo, ganaban su dinero y hacían su vida.
Pero sabía que no había manera de hacer a Ethan cambiar de idea sobre los deportistas profesionales o sobre él, más en concreto. No, cuando sus ideas habían sido puestas allí hacía mucho tiempo.
Además, tenía que admitir que no estaba muy lejos de la verdad con muchos tipos a los que conocía. Incluso, en el comienzo de su carrera, con él mismo.
Thomas pasó los dedos por su cabello cobrizo.

— Está bien, te mostraré una versión muy estereotipada de mí mismo.
Le lanzó una mirada hambrienta.

— He esperado la vida entera por un beso tuyo. Ven a sentarte sobre mis piernas.

— Así está mejor — dijo Ethan — Ahora vamos a saltarnos el beso y a trabajar directamente en tu reacción.
Thomas no iba a dejarlo abandonar de esa manera.

— No sería lo suficientemente realista. Pensé que el cambio de papeles solo funcionaba cuando todos se entregaban a sus personajes

La expresión de Ethan lo dijo todo. Tenía razón. Iba a tener que besarlo para enseñarle la manera de comportarse alrededor de las fans.

— Está bien — respondió unos minutos después entrando de nuevo en su personaje. Se deslizó cerca de él, muslo con muslo. ¿No era patética la manera en que empezó a sudar? ¿Solo por sentir su pierna a través de los pantalones?
Sí, lo fue.
Pasó la mano por el cabello de Thomas y atrajo la cabeza hacia él. Pero, en el último segundo, miró sus ojos y, en un momento, el personaje desapareció, dejando solo a Ethan.
Fue aquella pausa en el último segundo la que casi lo hizo ceder.


Thomas lo quería. Ahora. Quería tomar su boca, prácticamente podía saborearla.

Tímidamente, Ethan apretó los labios sobre los de él y un millón de impulsos eléctricos atravesaron el cuerpo de Thomas.
Aquello casi lo mató.


—Por favor, —imploró, casi sin creer que realmente estuviera rezando, —por favor, no dejes que pare.
Nunca había estado realmente seguro si sus oraciones en el campo habían sido verdaderamente atendidas antes o si solamente tenía una suerte ciega en el último instante, para poder salvar su trasero. Pero, cuando Ethan empezó a explorar los contornos de su boca con la de él, cuando la lengua terminó de saborear el borde donde los labios superior e inferior se juntaban, empezó a creer en el poder de la oración.
Su respiración era suave y dulce y él no movió un solo músculo, no quería hacer nada que pudiese estropear aquel momento perfecto. La boca se movió hacia su rostro, a su barba sin afeitar y una de las manos se movió de su pelo al rostro, al cuello; entonces Ethan pasó el dedo pulgar sobre el hueso de su clavícula y después buscó aquella piel con sus labios.
Un gemido casi escapó de los pulmones de Thomas, pero de alguna manera consiguió pararlo y nuevamente Ethan encontró su boca y esta vez fue menos tímido. Introdujo su lengua jugando con él nuevamente, deslizándose en él.
No podía dejar de devorarla ni un segundo, pero justo cuando Thomas estaba a punto de tomar el control de la situación paró de besarlo y explorarlo con su boca y con sus manos.
No lo miró a los ojos.

— Creo, Thomas, que no necesito enseñarte nada — Ethan sonó sofocado — lo has hecho muy bien.
Si Thomas pudiera articular palabra, lo hubiese hecho.


Finalmente habló con voz estrangulada.

— ¿Estás jugando?
Sus ojos se encontraron.

— Has sido un perfecto caballero. Buen trabajo. — repitió.

— ¿Tienes idea de cuánto te deseo en este momento? — Gruñó — y no por estar representando un papel estúpido o porque quisiera que fueras un fan.

Ethan movió la cabeza e intentó coger su carpeta, entonces vio con horror que ésta se deslizaba de sus dedos y fue a parar bajo la mesa del café.

— No puedo hacer esto — susurró y Thomas no supo si estaba escuchando sus pensamientos o si quería hablar en voz alta.

Todo en lo que Thomas atinaba a pensar cuando lo miraba era: “te he querido cada día, cada minuto y cada segundo que ha pasado desde la última vez que te vi”.
¿Era aquello verdad? ¿Realmente lo pensaba? ¡Joder! lo pensaba. Ahora que Ethan estaba allí, sentado frente a él, ahora que lo había besado, sabía la verdad.
Si Ethan supiera cómo se sentía, su poder sobre él sería como un cuchillo de carnicero brillante y lo hundiría en su corazón para vengarse como él creía que merecía.

— No es verdad — dijo Ethan,  en vez de admitir el estúpido torbellino de la verdad.

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