martes, 16 de diciembre de 2014

Capítulo 6 |Entrégate|

Fanfic


Título: Entrégate.
Autor/a: @JonasftMaroon5.
Sinopsis:
Él es el héroe del Super Bowl, idolatrado por las mujeres y codiciado por los hombres. El mariscal de campo con un lado peligroso. Pero detrás de su temeraria sonrisa, Thomas Blackwell esconde el deseo que aún nadie ha podido cumplir, sin embargo hay un recuerdo que no puede evitar: la noche de graduación de la preparatoria y el alucinante sexo. Cambiaría todos los títulos posibles por sentir el calor de su sensual y desinhibida lujuria, una vez más. Y es posible que tenga la oportunidad porque "él" acaba de ser contratado por el nuevo propietario de los Giants de Nueva York para hacer más angelical la reputación de Thomas. Como consultor de imagen, Ethan Hamilton es un profesional que trabaja para los ricos y famosos. Aunque hacerlo con el hombre que tomó su virginidad y le rompió el corazón hace cinco años no sería fácil. Hasta que lo toca de nuevo. Una caricia y un beso es suficiente para hacer correr electricidad por sus rodillas, y pronto los negocios y el placer extremo son mezclados. Pero sabiendo el peligro que representa este chico malo en su corazón, Ethan está decidido a mantener distancia. Sin embargo, Thomas tiene su propio plan de juego. Cuanto más mal se porta, Ethan tendrá que vigilarlo más y cuanto Thomas más puede dar algunas emociones muy reales, más le mostrará lo divertido que es ser malo.
Capítulo: 6.
Género: Romance, yaoi.
Personajes: Thomas Blackwell, Ethan Hamilton.
Saldrá semanalmente.


Entrégate

Capítulo 6


Fue una sorpresa para Thomas, ver a Ethan ser tan travieso, incluso cuando sabía que no era el efecto que él pretendía. Comprendía que quería que pensara que él estaba al mando y se sentía perfectamente feliz al dejarlo actuar como si estuviese llevándolo con una cuerda corta.
Pero Thomas estaba contento de que hubiese echado a sus amigos. Cierto que le gustaba la fiesta constante y la sensación de que vivía en una casa con chicas en bikini en su piscina y una infinita cantidad de comida y bebida a mano. Pero a veces aquello lo hacía considerarse un poco viejo.
A veces quería quedarse solo por un tiempo, sin sonrisas, sin juegos y escapar de la presión de ser juguetón con las chicas. Si fuese un hombre legal le diría a Ethan que no se había acostado con Cindy o sus amigas, pero le gustó verlo celoso. Le gustó aún más advertir el trabajo que le costaba esconderlo y fingir que no le importaba con quién se acostara.


¡Oh sí!, a Ethan le importaba y estaba extremadamente contento con eso.

No pasó demasiado tiempo sintiéndose mal consigo mismo o deseando ser una persona diferente, era inmune a los insultos desde hacía mucho tiempo. Crecer con un borracho en casa le hacía esto a un tipo. Pero, de alguna forma, cuando Ethan dijo que él era despreciable, se molestó. Solo lo suficiente para que lo notase.
Cierto, Ethan era solo una pasión juvenil que se había hecho más importante porque no lo había visto nunca más después de la noche que habían pasado juntos. Pero aún quería impresionarlo. Y no con su coche, su casa o su cuenta bancaria. Eso no era suficiente.
Quería llevarlo a su santuario privado bajo su casa.
Nadie, —salvo los hombres que lo habían construido — había estado en el sótano de su garaje.  Thomas lo había proyectado y amueblado personalmente para satisfacer todas sus necesidades los días en que no quería fiesta.

— Entonces, —dijo Ethan —, ¿Dónde podemos sentarnos y empezar a ver tu nueva agenda? Necesitamos llamar también a tu agente.

Ethan estaba mirando a la gran mesa del comedor, probablemente pensando que podía sentarse en un lugar mientras él lo hacía en el otro.
No tuvo suerte.

— Tengo el lugar perfecto — Thomas, casi se rió cuando vio que Ethan estrechaba los ojos en respuesta.

Siempre había sido muy inteligente.

— Sígueme.

Caminaron por la casa y el espacioso garaje. Entonces Thomas tocó un botón en la pared y una sección de un metro del suelo se abrió para revelar una escalera de mármol.

— ¿Estás de broma? — dijo Ethan echándose hacia atrás con horror — no voy a seguirte ahí abajo.
Thomas se rió.

— ¿Qué piensas que voy a hacerte? ¿Cortarte y almacenarte en mi congelador?

— Claro que no, pero...

Las mejillas de Ethan se ruborizaron y Thomas llenó el espacio en blanco en su cabeza.

— Pero puedes besarme y me puede gustar y entonces podríamos acabar desnudos. Nuevamente.

En algún momento necesitarían discutir sobre su pasado. Habían pasado muchas cosas que no debían ser ignoradas para siempre. Pero era demasiado pronto.
Ethan era como un caballo arisco, siempre a punto de correr, y felizmente Thomas estaba más que dispuesto a ser él quien le susurrara.
Thomas encendió las luces y él se quedó sin aliento, en estado de shock.
Estanterías de madera oscura rodeaban la sala y los gruesos volúmenes en cuero parecían muy usados, con las páginas arrugadas, como si hubiesen sido leídos más de una vez.

Ethan conocía la diferencia entre una copia y una tela original y las pinturas de Thomas eran originales. No pudo contener su sorpresa.
Thomas le hizo un gesto y de alguna manera Ethan consiguió apartar los ojos de aquellos impresionantes tesoros para mirarlo. Nadie le había sorprendido antes tanto y no sabía lo que pensar o decir.

— Esta escultura es mi bien más precioso — le dijo pasando reverentemente las puntas de los dedos sobre una zapatilla de ballet, de la escultura en bronce, de una bailarina.

Donde Ethan esperaba ver satisfacción presuntuosa consigo mismo encontró algo completamente diferente: admiración.
Su corazón traicionero saltó dentro del pecho y se llevó todo lo que él tenía para dominar a la fiera que llevaba dentro y que quería amar a Thomas nuevamente.
¡No, no, no!
Solo porque estuviese impresionado con las cosas que el poseía no significaba que estuviese impresionado con él. ¿Cómo podía haber coleccionado cosas tan sorprendentes? ¿O alguien le había dicho que las grandes obras de arte impresionarían a sus invitados?

Movió la cabeza. Si este fuese el caso tendría las obras de arte moderno en la sala de estar también. Su refugio era exactamente el de un hombre que sabía lo que gustaba.
No le encantó sentirse como si hubiese encontrado una pieza de un rompecabezas que posiblemente no pudiera completarse. No lo convenció pensar que Thomas podía tener otro lado más profundo.
Se movió por la sala parándose en los libros, las pinturas y las demás esculturas.

— ¿No tienes miedo de que tus amigos arruinen esto durante una de tus fiestas? — el estremecimiento se notó en su voz. No tenía intención de parecer tan tenso y remilgado, pero Thomas lo había desequilibrado para todo el día — lo que quiero decir, todo aquí es inestimable y sorprendente. Yo mantendría todo esto para mí.
Thomas permaneció de pie, y esperó para responder hasta que Ethan estuvo a centímetros de distancia.

— Mis amigos nunca bajan aquí, nadie ha venido jamás aquí.
Ethan frunció el ceño

— ¿De qué estás hablando? Me has traído.
Thomas sonrió y su respiración sonó directamente sobre el cuerpo de Ethan.

— Lo sé —dijo y Ethan juró por Dios que sus rodillas flaquearon. Patético.

Dio un paso atrás y después otro hasta que se quedó apoyado en el exuberante sofá, de un suave tono carmesí. Incluso los muebles de esta habitación lo saludaban, lo que significaba algo, considerando que siempre le habían gustado las líneas simples y contemporáneas. Ningún asiento había sido tan bueno y le había resultado tan cómodo.

— Es confortable ¿verdad? — preguntó Thomas inclinándose sobre la estantería, con los brazos cruzados en el pecho.

Parecía un león en el centro de su guarida, inspeccionando todo lo que era suyo con absoluto placer. 
Felizmente el instinto de conservación de Ethan le dijo que cogiese las gafas de “hombre serio de negocios” de su portafolio para que pudieran trabajar en el plan de el cambio de imagen de Thomas. Entre más rápido trabajara más rápido conseguiría salir de su casa.
Preferentemente con todas sus ropas.

— Bien, ¿por qué no empezamos a trabajar?

— Será un placer — aceptó Thomas. Mientras tanto, se sentó en el sofá de cuero y colocó las largas piernas encima de la antigua mesa de café.
Ethan no lo creía. No cuando la palabra placer sonaba como una invitación clara y directa al pecado.
Cogió un archivo de periódicos y recortes de revista.

— Aiden me dio esto y dijo que me ayudaría a saber un poco sobre tu imagen hasta ahora, — empujó una foto especial en la que lo acusaban de besar a una morena increíble y desnuda. — el material es impresionante.


Thomas sonrió.

— Tienes razón. El médico que hizo esos pechos es un artista. 
Ethan casi rió, pero precisaba llevarlo por el buen camino y no alentarlo a ser un bromista.

— Mi trabajo es impedir que fotografías como ésta vean la luz. ¿Sabes cuál va a ser el primer paso para eso?

— ¿Pagar a los editores?

— No seas idiota.

— Entonces no hagas preguntas idiotas.

Ethan respiró profundamente y Thomas aprovechó su silencio momentáneo para volver a sentarse cerca.

— Mira querido — le dijo, y Ethan odió que usara una palabra cariñosa, especialmente después de haberlo insultado — ninguno de los dos es idiota.

— No me llames “querido” — dijo él en tono serio.

— No debiera jugar contigo — dijo — pido disculpas por el comentario de "idiota". Es porque he pasado la mayor parte de mi vida siendo tratado como un deportista idiota. No es agradable después de un tiempo.
Ethan no se sintió ofendido por lo que dijo, pero ahora se sintió como un idiota total y absoluto. Pero era obvio que a Thomas no le interesaba Ethan ni era nada especial para él.
Thomas solo estaba jugando con él.
Debía estar celebrando el hecho de que iba a salir de su cueva subterránea libre y claramente con todas sus ropas intactas finalmente. Entonces, ¿por qué no se sentía más feliz con eso?

— Pido disculpas por lo de idiota — dijo Ethan, forzadamente. Intentando llevarlo de nuevo a su camino agregó: — creo que lo mejor para tu imagen sería una serie de eventos de caridad a lo largo de toda el área de la Bahía.

— Siempre que no interfieran con el entrenamiento de fútbol de las próximas semanas.

— Parece que no irás a los entrenamientos sino te ocupas primero de esto — señaló.
Algo relampagueó en los ojos de Thomas y en el momento se convirtió otra vez en un depredador.

— ¿Te has equivocado en otras cosas?

— ¿Disculpa? — dijo Ethan.
Thomas se aproximó más.

— Creo que mi pregunta fue bastante clara.

— Raramente. —respondió.

— Ok, entonces. Qué tal ¿sorprendido?

Lo había sorprendido llevándolo a su “santuario” particular y Ethan se quedó sorprendido por la fuerte reacción corporal a su proximidad después de todos esos años pasados.

— No —dijo, pero su voz fue más débil.
La sonrisa de Thomas, entonces, fue malvada.

— Hay una primera vez para todo.

Ethan pensó que Thomas debía moverse hacia el otro lado del sofá o mejor aún, subir los escalones y salir por aquella puerta. Cualquier cosa para evitar la gran atracción que ejercía sobre él.

— Yo me quedé sorprendido antes —dijo Thomas, sin esperar respuesta, lo que era bueno ya que Ethan no era capaz de dar una en concreto. Estaba muy ocupado intentando recordar cómo respirar, cómo mantener su cabeza recta y no hundirse en su boca y rasgar todas sus ropas, implorando que lo tomase en aquel maldito segundo.
Se inclinó y dijo;

— ¿No me vas a preguntar quién me sorprendió, Ethan?

— No —pero lo que quería decir era sí. ¡Oh, sí!

Thomas rozó su mejilla con un dedo y dijo:

— Tú.

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